Hace noventa años, en mayo de 1930, se inauguró en Madrid su exposición “La España grandiosa y fantástica” del pintor y grabador ruso Sergéi Rovinsky. En la misma, Toledo tenía un lugar destacado, pues no en vano este polifacético creador fue un gran enamorado de la ciudad, hasta el extremo de que en 1935 donó a la Catedral Primada una de sus obras