Entre el viejo puente de Alcántara de Toledo y su moderno «sucesor» ubicado aguas abajo, el río Tajo salta sobre la que fue llamada presa del Artificio, nombre que recordaba al prodigioso ingenio que ideó el cremonés Juanelo Turriano, en 1569, para poder bombear cuatrocientas cargas de agua diarias hasta el Alcázar