«Quería matar a todos los curas que estuvieran en la Iglesia, me lo mandó Dios»

Yassin Kanjaa dijo a los policías cuando era detenido, sin oponer resistencia: «Dios me ha salvado»

«Todos (en Algeciras) son malignos miembros de la Nación de Lot; ojalá que un gusano les coma el estómago»

El cadáver de Diego Valencia, en el lugar de los hechos ABC

Pablo Muñoz y Isabel Vega

Madrid

Yassin Kanjaa, el yihadista asesino de Algeciras, nunca estuvo en el foco de la Policía, no ya como un sujeto radicalizado o peligroso; ni siquiera era conocido para los agentes destinados en la ciudad andaluza. Jamás participó en altercado alguno que requiriese una actuación policial, de modo que se trataba de un absoluto desconocido para las Fuerzas de Seguridad.

Ahora bien, en los últimos tiempos, y de una forma más evidente desde diciembre del año pasado, había sufrido un proceso rápido de radicalización religiosa. Uno de sus compañeros de piso, Karim Zaidi, entrevistado por ABC menos de 24 horas después de los crímenes, se lo confirmó a la Policía: «Tiempo atrás Kanjaa bebía y fumaba hachís», pero cambió de hábitos de forma total, al punto de «escuchar de manera casi compulsiva versículos del Corán en audios que descargaba con su teléfono móvil».

El ataque yihadista se produjo el 25 de enero; un mes antes, las evidencias de esa radicalización eran evidentes. Así lo demuestra el análisis de su cuenta de Facebook, que del 7 al 25 de ese mes registró una actividad extraordinaria. Un dato: desde el 8 de abril de 2019, cuando se creó, hasta ese 7 de enero hubo dos publicaciones; desde entonces hasta los ataques, 70.

No solo aumentaron las publicaciones. Lo más relevante es que la mayor parte de ellas eran mensajes de 'sheikh' (líderes religiosos) radicales que defienden la yihad y que son referentes religiosos que tanto Daesh como Al Qaeda han apadrinado de forma expresa. Además, operan de acuerdo con el manual 'A course in the Art of Recruting' (Un curso en el arte del reclutamiento), una especie de 'libro blanco' sobre la materia, de 51 páginas, en el que se explica con detalle cómo reclutar yihadistas.

Por ejemplo, el mismo día del ataque Yassin Kanjaa compartió un vídeo de Khaled Rashed, un célebre erudito relacionado con Estado Islámico muy conocido por la violencia de sus sermones. Solo tres días antes difundió otros dos, el primero de Mohamed Hassan, que apoya la yihad en todas sus formas, en el que defendía la importancia de la oración de madrugada, y un segundo, de Yassin Marwasi; en el que aparece una página de la publicación titulada 'La hoz que solo se arrodilla ante Allah'. En ella se ve la imagen de un guerrero encapuchado que sostiene una guadaña. Le acompaña un texto que entre otras cosas, dice: «El triunfo, la victoria y la dignidad son para aquellos que fueron símbolos e hicieron la yihad por ellos. Que se vayan los neutrales, los que quieren aprovecharse y los egoistas al Infierno».

Punto de inflexión

El propio Kanjaa admite que la mayor actividad en Facebook fue el punto de inflexión en su radicalidad y aseguró que tenía una segunda cuenta en esa red social de la que dio sus datos a la Policía.

El contenido de sus mensajes telefónicos de esos días revela también que sus ideas radicales impregnaban sus conversaciones, en las que se aprecia un evidente odio hacia la sociedad occidental, el doloroso castigo a impartir ante conductas prohibidas en el Corán, así como la continua advertencia a sus amigos sobre la necesidad de rezar más. «El tiempo se acaba, nos encontramos ante el fin del mundo», decía.

El detenido, el arma himicida y el lugar donde perpetró el crimen ABC

El día anterior –por tanto ya decidido a perpetrar el ataque–, Jassin Kanjaa envía un audio a una mujer a la que identifica como su tía en la que le insta a que rece «más de lo habitual»; no solo ella, sino también sus familiares. En otros audios recuperados muestra además un odio directo hacia occidente, que considera su enemigo. Así se refleja en una grabación con la que responde a la petición de su interlocutor de que le enviara una fotografía de Algeciras: «Todos aquí –dice– son malignos miembros de la Nación de Lot», personaje de la Biblia y del Corán, pero en este último es un profeta y gran parte de su nación estaba formada por homosexuales. Expresa su deseo de que «un gusano les coma el estómago».

En otro audio del mismo día de los hechos en Algeciras, a Zohra, madre de Mohamed, su segundo compañero de piso, le dice que «el verdadero título de la vida no es el que te dan en la escuela, sino el que te ganas por declarar la unicidad de Dios antes de que llegue tu hora». Y en una fotografía extraída de su móvil, aparece él con su dedo índice levantado hacia el cielo: el gesto de la unicidad del Islam. Ante el juez admitió que lo hizo con esa intención: «es el signo de que solo existe un Dios y es Alá».

Una hora de furia yihadista

Zona ampliada

A-7

Algeciras

N-350

N-340

N

1

18.30 - 18.45 h

Iglesia de

San Isidro

Yassin Kanjaa sale de su domicilio y acude a la Iglesia de San Isidro, e increpa a algunos feligreses, saliendo acto seguido

2

18.58 h

Regresa a su domicilio, donde apaga el teléfono móvil, lo guarda en un cajón y abandona el mismo portando un machete que esconde bajo la chilaba

3

19.00 h

Se cruza con Ahnmed Lazim en la calle Cristobal Colón, a quien empieza a agredir acusándole de converso. Le enseña el cuchillo escondido

4

19.15 h

Yassin vuelve de nuevo a la Iglesia de San Isidro, agrediendo al sacerdote Antonio Rodríguez Lucena

Nuestra

Señora

de la Palma

5

19.28 h

Plaza

Alta

Accede a la Iglesia de Nuestra Señora de la Palma, atacando con el machete al sacristán, el cual huye a la calle

6

19.29 h

Las cámaras municipales de la Plaza Alta captan a Diego Valencia huyendo de Kanjaa, que le va golpeando con el machete hasta que cae al suelo y es rematado por el criminal

Santuario

de Nuestra

Señora

de Europa

7

19.30 h

Plaza

del Mirador

El agresor abandona la plaza y se dirige al Santuario de Nuestra Señora de Europa, donde intenta acceder sin resultado

8

19.31 h

Abandona la Plaza Alta con el machete en alto por la calle Murillo

9

19.35 h

Yassin Kanjaa es detenido en la Plaza del Mirador de la calle Muro

Yassin Kanjaa

CG. SIMÓN / ABC

Una hora de furia yihadista

Zona ampliada

A-7

Algeciras

N-350

N-340

N

1

18.30 - 18.45 h

Iglesia de

San Isidro

Yassin Kanjaa sale de su domicilio y acude a la Iglesia de San Isidro, e increpa a algunos feligreses, saliendo acto seguido

2

18.58 h

Regresa a su domicilio, donde apaga el teléfono móvil, lo guarda en un cajón y abandona el mismo portando un machete que esconde bajo la chilaba

3

19.00 h

Se cruza con Ahnmed Lazim en la calle Cristobal Colón, a quien empieza a agredir acusándole de converso. Le enseña el cuchillo escondido

4

19.15 h

Yassin vuelve de nuevo a la Iglesia de San Isidro, agrediendo al sacerdote Antonio Rodríguez Lucena

Nuestra Señora

de la Palma

Plaza

Alta

5

19.28 h

Accede a la Iglesia de Nuestra Señora de la Palma, atacando con el machete al sacristán, el cual huye

a la calle

6

19.29 h

Las cámaras municipales de la Plaza Alta captan a Diego Valencia huyendo de Kanjaa, que le va golpeando con el machete hasta que cae al suelo y es rematado por el criminal

Santuario

de Nuestra

Señora

de Europa

7

19.30 h

Plaza

del Mirador

El agresor abandona la plaza y se dirige al Santuario de Nuestra Señora de Europa, donde intenta acceder sin resultado

8

19.31 h

Abandona la Plaza Alta con el machete en alto por la calle Murillo

9

19.35 h

Yassin Kanjaa es detenido en la Plaza del Mirador de la calle Muro

Yassin Kanjaa

CG. SIMÓN / ABC

Con estas ideas en su mente, poco antes de las seis y media de la tarde del 25 de enero Jassin Kanjaa sale de su casa casi en ruinas del número 10 de la calle Ruiz Tagle en dirección a la Iglesia de San Isidro, en la plaza del mismo nombre. La mujer encargada de abrir el templo le ve entrar profiriendo expresiones en árabe y algunas también en español: «¿Por qué crees en una escayola?», dice mientras señala la imagen de una virgen. Luego, coge una Biblia y comienza a dar golpes con ella, lo que le afea algún feligrés. Entonces –eran las siete menos cuarto– sale a la calle al grito de «¡el mundo se va a acabar!» y «Allah».

El yihadista, ya en dependencias policiales tras ser detenido ABC

Yassin regresa a su casa. Tiene muy claro qué va a hacer. Apaga su teléfono móvil, que deja en el fondo de un cajón, coge un enorme machete que guardaba en el falso techo, lo saca de su funda y deja esta en el mismo lugar. Luego sale otra vez a la calle con el arma bajo la chilaba negra que viste. «Quería matar y quitar de en medio a la gente, son enemigos del Islam», dirá ante el juez, al que además precisa que nadie le dijo que lo hiciera. «No bebí ni tomé droga, se me ocurrió hacerlo sobre la marcha», aseguró, aunque luego matizó, sin perder la serenidad: «Alá fue quien me dijo lo que tenía que hacer y ese día cumplí con la misión. Sabía que ese día llegaría, pero no cuándo».

Ahmed Lazim fue su primera víctima. Se lo encontró al poco de salir de casa. Dijo que le atacó porque el corazón le decía «que trabajaba con los satanes», los sacerdotes. «Quería quitarlo de en medio». Era converso y por eso, por no profesar su misma religión, mientras le golpeaba gritaba «tú trabajas para la magia». Herido, Ahmed pudo huir.

A las siete y cuarto se produce el primer ataque a un sacerdote, en la Iglesia de San Isidro. Se dirige a él por el pasillo central con el machete en la mano. El cura intenta escapar pero se tropieza y cae. Yassine le da un golpe con el machete en la nuca. Hay diez fieles en el templo, a los que ignora y huye: «Fui hacia el sacerdote para cortarle la cabeza. Quería matar a todos los sacerdotes que estuvieran en la iglesia. Solo le di un golpe porque creí que estaba muerto», explicaría luego en los interrogatorios.

«Lo recuerdo todo»

A las 19.25 Yassin Kanjaa llega a la Iglesia de Nuestra Señora de Palma, ve a una persona y cree que es cura, aunque se trata del sacristán Diego Valencia: «Iba a buscar a otro cura, también para matarle; me lo mandó Dios (...) para salvarlos del Infierno», dijo a los investigadores. «No le había visto nunca, pero quería degollarle, cortarle la cabeza. Le quería matar ahí, pero el señor escapó, le perseguí hasta darle. Mientras lo hacía, gritaba Allahu Akbar (Dios es el más grande). Mi intención era cortarle el cuello, matarle, para acabar con su maldad». Y añade: «Le di dos golpes más para asegurarme de su muerte; recuerdo perfectamente, con todo detalle, cómo ocurrió todo».

Su siguiente objetivo es el Santuario de Nuestra Señora de Europa, a donde llega tras hacer un gesto de victoria y apuntar su machete al cielo. En el trayecto, aunque esgrime el arma, no ataca a nadie. Al llegar al templo y ver que está cerrado comienza a propinar patadas; cuatro, en concreto, a la puerta. Al no conseguir abrirla se dirige al Mirador del Muro, donde repite el gesto de victoria.

A las 19.35 es detenido en la plaza de la Virgen de las Lágrimas. Está en una esquina, de rodillas, mirando a La Meca, rezando. El machete está en el suelo, lo que aprovecha la Policía para reducirle. No opone oposición alguna, como tampoco discutió al juez que quisiera meterle en prisión preventiva. Solo dice: «Dios me ha salvado».

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