El jurado popular declara culpable de asesinato con alevosía al acusado del doble crimen de Abanto
Creen que deben aplicarse también los agravantes de parentesco y de género por lo que podría enfrentarse a una pena de hasta 50 años de cárcel

Después de dos días de deliberaciones, el jurado popular ha declarado por unanimidad «culpable» de asesinato al autor del doble crimen de Abanto. Creen además que deben aplicarse los agravantes tanto de parentesco como de género y que no debe tomarse en consideración ninguno de los agravantes aludidos por la defensa. El acusado ha escuchado hierático y sin apenas pestañear cómo argumentaba el veredicto la portavoz.
Considera, por tanto, que lo ocurrido el 10 de marzo de 2020 en el chalé familiar de la localidad vizcaína de Abanto no debe calificarse como homicidio, tal como solicitaba la defensa. En su opinión, el hombre, de 60 años era plenamente consciente de lo que estaba haciendo y no sufría enfermedad mental o adicción alguna que pudiera utilizarse como atenuante. Tampoco creen que haya quedado demostrado «que estaba borracho».
Según reconoció el propio acusado en la sala de vistas, aquel día golpeó con una maza y degolló a su mujer, de 56 años. Después subió al piso superior y ató a su hija, de 24 años, los pies y las manos para igualmente golpearla y atacarle con un cuchillo. Aseguró en su declaración que lo hizo para «que no sufrieran» porque creía que no podrían soportar la situación que estaban provocando sus graves problemas económicos. Sin embargo, el jurado cree que el método escogido para asesinarlas «no les evitó el sufrimiento» y que además, se aseguró de cortarles el cuello con un cuchillo después de los golpes en la maza que ya de por sí hubieran sido mortales.
Creen que tampoco debe aplicarse el atenuante de confesión. El acusado trató de acogerse a este supuesto relatando cómo horas después del asesinato confesó lo ocurrido a sus hermanas. En la sala de vistas contaron que les pidió «cuatro horas para suicidarse» antes de acudir a la policía. Para el jurado esta maniobra sin embargo supone todo lo contrario; es decir, un intento por evitar que le denunciaran.
Tras escuchar el veredicto, tanto la fiscalía como la acusación particular han elevado sus peticiones para aplicar el agravante de género. El acusado se enfrenta ahora a una pena de hasta 50 años de cárcel.