Bilbao arde: la alerta roja por calor deja temperaturas por encima de los 40 grados

A media tarde se espera que un giro en el viento provoque una caída brusca de las temperaturas que devuelva los termómetros a valores normales para esta época del año

Los termómetros han llegado a marcar 46 grados en el centro de Bilbao EFE/Luis Tejido

Miriam Villamediana

Bilbao

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Podría parecer una licencia poética, pero la sensación es tan real como abrasadora. Esta mañana cuando uno en Bilbao ponía un pie en la calle se sentía literalmente sobre una sartén a su máxima potencia. Al calor que parecía emerger del asfalto, se unía un sol de justicia que caía a plomo desde un cielo totalmente azul y sin rastro de nubes, y un viento sur sofocante que incrementaba aún más la sensación térmica.

«Qué calor» era la frase que más se repetía esta mañana entre vecinos que han tenido muy complicado conciliar el sueño porque los termómetros en algunos puntos de Vizcaya ni siquiera han bajado de los treinta grados. Tanto es así que a las 10:30 de la mañana ya se habían superado los 30 grados en prácticamente todas las estaciones meteorológicas de la provincia. A mediodía el mercurio marcaba ya más de 40 grados en Bilbao donde las calles estaban prácticamente desiertas.

Igualmente desiertos estaban los parques infantiles que un lunes de julio normal hubieran estado llenos de niños. Las partes metálicas quemaban demasiado para jugar en ellos, y muchos grupos de amigos han cambiado los toboganes por las fuentes, bien para improvisar guerras de globos de agua o para lanzarse agua directamente con la mano con tal de refrescarse.

Uno de los termómetros del centro de la ciudad, ubicado a pleno sol, marcaba a mediodía 46 grados. Son temperaturas que rara vez se ven en Bilbao y por eso más de un turista hacía una parada en el camino para inmortalizar la estampa con su teléfono móvil.

Imposible sentarse en una terraza

Las terrazas en plena hora del aperitivo se mostraban prácticamente vacías. Impensable sentarse al sol esta mañana, y ni siquiera las sombrillas permitían sortear las altísimas temperaturas. Vacías también las heladerías que nos hemos encontrado a nuestro paso; «demasiado calor» para esperar en la calle, aseguraban los dueños.

Quienes no tenían más remedio que aguantar las temperaturas son los que esta mañana tenían que trabajar en la calle. Los repartidores trataban de buscar su sombra en sus recorridos y unos obreros no han dudado en desplegar una sombrilla para tratar de crear algo de sombra donde no la había.

No han sido los únicos, más de un bilbaíno ha tirado de paraguas, aunque hoy para protegerse del sol. La mayor afluencia de personas se concentraba en torno a la Gran Vía, la principal arteria comercial de la ciudad. «Yo me quedo aquí», bromeaba un padre a la entrada de unos conocidos grandes almacenes por el soplo de aire fresco que dejaba ya en la puerta el aire acondicionado. Simplemente echar un vistazo a lo poco que queda de rebajas se convertía en el mejor plan para escapar del calor. En una conocida tienda de ropa, varios grupos de adolescentes simplemente estaban sentados en las escaleras de la entrada mirando el móvil porque a esas horas era imposible esperar en un banco.

Con este panorama no es de extrañar que se haya activado la alerta roja por altas temperaturas y se pide extremar las precauciones, sobre todo entre los colectivos más vulnerables. Solo el sábado los servicios de emergencia tuvieron que asistir a 40 personas por dolencias relacionadas con el calor, y 24 de ellas tuvieron que ser trasladadas al hospital.

Riesgo extremo de incendios

También se mantiene la alerta extrema por riesgo de incendios. El departamento de Seguridad informaba el viernes de que se habían producido un total de 38 pequeños incendios forestales durante la ola de calor y que la situación se podría complicar aún más a partir del domingo por la tarde con la llegada además, de fuertes rachas de viento. De hecho, un incendio forestal puso en jaque anoche a los servicios de emergencia en la localidad vizcaína de Arrigorriaga. Las llamas obligaron a cortar, incluso, una carretera secundaria, aunque los bomberos pudieron controlarlo pasada la medianoche.

Son los últimos coletazos de una ola de calor que dura ya ocho días. Según explicaba estos días José Antonio Aranda, responsable de la agencia vasca de meteorología, Euskalmet, las inusuales altas temperaturas se deben a una dana que permanece instalada junto a Portugal y que hace que el viento sea inusualmente cálido en la comunidad.

Por eso no es de extrañar que hoy los vascos mirarán además de al termómetro, al reloj. A lo largo de la tarde se espera un cambio brusco de la dirección del viento que provocará, a su vez una caída brusca de las temperaturas. Las máximas volverán a situarse entre los 28 y los 30 grados, valores más habituales por estas latitudes.

La caída de las temperaturas, sin embargo, no será suficiente para levantar las restricciones por el riesgo de incendios. Según explican desde Euskalmet, la vegetación sigue en una situación de «sequedad extrema», y parece que la lluvia se hará todavía de rogar unos días más.

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