Una de las víctimas de los abusos sexuales del exvicario general donostiarra: «Empecé a insultarlo, gritando que cómo podía hacer algo así»
M.A. asegura que el sacerdote le tocó los testículos durante un campamento en 1994
La tercera víctima que ha salido a la luz en torno al caso de abusos sexuales a menores perpetrados supuestamente por el exvicario general de Guipúzcoa Juan Cruz Mendizábal ha hecho pública su experiencia. M.A., el hombre de 36 años que el pasado jueves presentó una denuncia ante el Obispado de la provincia, alegó a Berria que los hechos tuvieron lugar en 1994 en la localidad navarra de Burgui , donde acudió para asistir a un campamento de «Boy Scouts».
Según el testimonio de M.A., Mendizábal, que en aquel entonces era representante de la Iglesia en el grupo de los «scouts» de Guipúzcoa, le tocó los testículos y el pene mientras dormía en su tienda de campaña una noche en la que se acostó antes que el resto de los jóvenes, que tenían edades comprendidas entre los 13 y los 16 años: «No me lo podía creer –puntualizó–. Sentí a alguien jadeando dentro de la tienda mientras se masturbaba con la otra mano . En seguida supe que era él. Lo supe, sin más, sin tener que mirarlo a la cara. Lo supe sin ningún margen de duda».
Para zafarse de su agresor, el joven se movió sin dejar de hacerse el dormido, lo que provocó que el sacerdote retirara la mano. Sin embargo, poco después volvió a abusar de él, hasta que finalmente el chico no pudo más y comenzó a pedir agua «cada vez más alto» . Siempre según la versión de M.A., Mendizábal le dijo que le traería algo para beber, momento que la víctima aprovechó para abalanzarse sobre el clérigo , que estaba junto a otros monitores: «Empecé a insultarlo, gritando que cómo podía hacer algo así», afirmó.
Cuando consiguieron calmarle, se lo llevaron a un bar del pueblo, al que acudió el sacerdote responsable del campamento: « Me dijo que lo sentía mucho y que, si necesitaba ayuda, que la pidiera», aseguró. Mendizábal, por su parte, negó los hechos, y arguyó que M.A. había sufrido una pesadilla.
Una vez finalizado el campamento, los monitores se reunieron con los padres de la víctima en su domicilio , donde les informaron de que Mendizabal seguía negándolo todo . «Era mi palabra contra la suya, porque no había habido testigos», indica M.A.
«Se comentó que si se hacía público traería consecuencias, la prensa y todo eso, y eso podría tener influencia en mí. Yo sólo lloraba, tenía un gran disgusto», recuerda el denunciante, que explica que sus padres «viendo que había sido algo puntual , decidieron que lo mejor sería no airear el asunto». «Ellos pensaron que esa era la mejor manera de protegerme. Ahí quedó todo», añade.
Juan Cruz Mendizabal fue condenado en un juicio canónico el pasado año por los abusos sexuales a dos menores cometidos en 2001 y 2005 y, tras conocerse esta nueva denuncia, el obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla , le ha ordenado recluirse en un monasterio y le ha prohibido ejercer su ministerio y tomar contacto con menores si no está acompañado de un adulto.
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