El País Vasco presenta el proyecto piloto Barnahus para luchar contra los abusos en la infancia

Significa 'casa de la infancia' en islandés y busca dar una atención integral a las víctimas para evitar una doble victimización

La consejera Beatriz Artolazabal ha visitado hoy las instalaciones de la que será la primera casa Barnahus del País Vasco Gobierno vasco/Irekia

Miriam Villamediana

Todavía es un espacio diáfano con paredes desnudas, aunque muy pronto será la primera Barnahus , o casa de la infancia en islandés, del País Vasco. Es un proyecto piloto de atención a los menores víctimas de violencia sexual que el Gobierno vasco espera poder aplicar en los próximos meses.

El local está situado en una zona residencial, lejos de comisarías, hospitales o juzgados, y cuando esté terminado pretende ser un lugar « acogedor, armónico, seguro y amigable ». Además de una decoración adaptada, aquí también trabajará un equipo de profesionales especializados en victimología infantil acostumbrados a utilizar un lenguaje adaptado a niños y adolescentes.

En la actualidad, en el País Vasco existen más de 600 puntos de atención a víctimas de violencia sexual infantil. Esto implica que los menores tengan que pasar por media decena de servicios y contar, y revivir, una y otra vez su experiencia, lo que complica el proceso de recuperación.

Cuando el proyecto Barnahus entre en funcionamiento, sin embargo, todas las diligencias se concentrarán bajo un mismo techo , que además, será un lugar menos hostil para los menores gracias a su decoración adaptada. Las víctimas solo tendrán que contar una vez su historia a un equipo forense, y lo harán en una de las salas de entrevista adaptadas a su edad. Gracias a espejos unidireccionales, jueces, fiscales, investigados o abogados podrán asistir a la declaración sin que el menor se percate de su presencia. Así se consigue, explican desde la consejería, un testimonio completo que además, se considerará prueba preconstituida y por lo tanto, tendrá todas las garantías procesales.

«El objetivo es ofrecer a las víctimas y a sus familias una atención integral », ha explicado la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal en un acto con medios de comunicación. Si el tribunal lo considera, la víctima ni siquiera tendrá que acudir a la vista judicial. Por lo tanto, se evita someterle a una «revictimización» .

Con la puesta en marcha de estos espacios se pretende además terminar con una de las principales dificultades que implican los casos de abusos sexuales a menores. La dificultad para recabar pruebas hace que en numerables ocasiones se cierren sin una condena. Sin embargo, según explican desde la consejería, en los países donde ya se aplica el sistema Barnahus se ha logrado « duplicar y hasta triplicar » el número de condenas.

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