Ocho años muerta en Vitoria sin que nadie la echara de menos
La Ertzaintza investiga la muerte de una mujer hallada en Vitoria en avanzado estado de descomposición
La Ertzaintza la halló en su domicilio de Vitoria en avanzado estado de putrefacción. Un familiar había puesto en conocimiento de los agentes sus problemas para contactar con ella. A tenor de la luz arrojada por la investigación, hacía mucho que no se hablaban. Al menos ocho años , que es el tiempo que estima la Policía autonómica que llevaba muerta en su piso.
La mujer se llamaba Nadejda, nació en 1953 y procedía de Ucrania . Según informó el Departamento de Seguridad, su cuerpo fue hallado el pasado viernes en su domicilio de la calle Unicef. A la espera de la autopsia, las primeras informaciones apuntan a que el cuerpo no presentaba signos de violencia ni criminalidad. En este sentido, todo apunta a que las razones de su fallecimiento fueron totalmente naturales. La Policía autonómica, explica el diario El Correo , no se explica cómo es posible que pasaran ocho años sin que nadie advierta su ausencia.
El caso comenzó a investigarse a raíz del correo electrónico de un varón, a priori familiar de la fallecida, que advirtió a la Ertzaintza de su imposibilidad de contactar con ella. La mujer, según pública la cabecera vizcaína, llegó a Vitoria a principios de 1996. Estaba empadronada desde 2007 en el piso en el que fue hallada, y pagaba una hipoteca «modesta». Las compañías de la electricidad y del agua sí le habían cortado el suministro desde hacía tiempo , y tampoco abonaba su parte de la comunidad. Hasta que llegaron los agentes, el buzón estaba repleto de cartas, entre ellas las que le enviaba la Diputación por sus cuentas pendientes con el fisco. Su propio coche continúa impasible en el mismo lugar en el que estacionado hace casi una década.
Denuncia de los vecinos
De hecho, fueron los propios vecinos los que comenzaron a sospechar que sucedía algo raro en el edificio. Algunos de ellos acudieron en 2013 a la delegación de Vivienda debido al «mal olor» . Por esta razón, una patrulla de la Policía autonómica se desplazó hasta el domicilio de la ucraniana. Sin embargo, ni nadie abrió la puerta ni los agentes apreciaron el hedor, de forma que el caso quedó olvidado. Pasó el tiempo, y el mal olor comenzó a mitigarse. Un signo de que el cuerpo de la fallecida había comenzado a momificarse.