El marido de Koldo Losada no sufrió agujeros en su memoria, según psiquiatras forenses
Rechazan el argumento de la defensa, así como que el acusado sufriera una «intoxicación plena»
Revés a la tesis de la defensa del presunto asesino del actor vasco Koldo Losada . Las psiquiatras forenses que han declarado este lunes, en la sexta jornada del juicio en Bilbao contra el marido de la víctima, Jon Ezkurdia -para quien fiscalía y acusación particular piden 20 años de cárcel por entender que asesinó con alevosía al intérprete el 19 de noviembre de 2014-, rechazan que, como afirman el acusado y su abogada padeciera ese día «agujeros negros» o un «blackout», por consumo de alcohol y pastillas, con el que llevaba lidiando toda su vida, que le impedirían recordar nada de lo que hizo aquel día.
Una de las psiquiatras, la única en tomar la palabra, ha explicado que los «blackouts» afectan a la «memoria de fijación». Ha puesto como ejemplo las «grabadoras de casette» para indicar que, cuando se produce este fenómeno, «nuestras neuronas no graban» . No es, han sostenido, el caso de Ezkurdia, quien a más de una amiga, según declararon ellas mismas, confesó haber hecho «pin pin» [por matar] a Koldo y a la mascota de ambos, el perro Gastón.
«Para nosotras no existe [el «blackout»] desde el momento en que recuerda haber hecho algo », ha apuntado la experta, que entrevistó junto a su compañera a Ezkurdia los días 17 de junio y 6 de julio. « No aceptamos el blackout porque ha habido registro de memoria y planificación. Si tú registras, reproduces. Él reproducía, luego ha registrado». También ha manifestado que el acusado «no tenía una intoxicación etílica tal como para no ser consciente de lo que estaba haciendo. No tenía sus facultades intelectivas y volitivas afectadas». Para remachar más adelante: «Todos los elementos van en contra de la intoxicación plena». Más aún, «este delito no tiene relación con la adición».
«No cuestionaba los blackouts»
La defensa ha llamado posteriormente a un psiquiatra especializado en adiciones que fue contratado por la familia de Ezkurdia para hacerle un examen. Su veredicto es el opuesto al de sus colegas, pues además de apreciar un trastorno dual en el acusado -además de su adición al alcohol, ansiedad y depresión-, considera que el blackout se produjo «prácticamente con absoluta seguridad» y que él no se «cuestionaba su existencia».
Por su parte la psiquiatra que venía atendiendo al presunto acusado desde 2007 ha declarado que considera «posible y compatible» que Ezkurdia sufriera un agujero en su memoria , y que, pese a todo, pudiera ejecutar a lo largo del día «actos mecánicos, incluso conducir un vehículo, y no recordarlo».
En su caso, sin embargo, no tuvo acceso al material de la investigación del que sí disponían las psiquiatras forenses, quienes, además de los testimonios de las personas que compartieron aquel día con Ezkurdia, le vieron en grabaciones de vídeovigilancia sacar la basura, ir a la compra o retirar dinero de un cajero automático con tres tarjetas sin aparentes problemas. « Para nada es un contrainforme », han rebatido a la defensa cuando les ha preguntado si este era el espíritu de su trabajo en contraposición con el del psiquiatra contratado por la familia del acusado.
La abogada de la defensa también ha lanzado otra cuestión: cómo una persona que las forenses habían descrito como «narcisista, histriónica» y con rasgos que no llegaban a lo obsesivo-compulsivo, pero sí incluían comportamientos reiterativos, como ducharse dos veces al día, podía haber cometido el error de mancharse de sangre. La experta ha apuntado a la «vorágine» de un acto tan excepcional como un presunto asesinato y ha sentenciado: « Hasta al mejor leñador se le escapa el hacha ».
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