«Este año no se podrán reunir los camaradas de armas, pero es seguro que, donde estén, se acordarán de su Patrona»
La Infantería española celebra hoy,8 de diciembre, el día de Inmaculada Concepción
![Luis Palacios Zuasti: «Este año no se podrán reunir los camaradas de armas, pero es seguro que, donde estén, se acordarán de su Patrona»](https://s3.abcstatics.com/media/espana/2020/12/08/inmaculada-kSMB--1200x630@abc.jpg)
En estos momentos se hace difícil, sobre todo para un soldado, recapacitar con tranquilidad al constatar cómo muchos de los principios, ideales e ilusiones en los que ha apoyado su vida parecen derrumbarse sin remedio. A pesar de ello, al acercarse esta mágica jornada del ocho de diciembre, en la que se celebra el patronazgo de la Inmaculada Concepción a la Infantería y otros Cuerpos Militares, surge el estímulo de enaltecer a la Patrona y a los soldados que la honran.
Los infantes nunca olvidan aquel año 1585, cuando, en los Países Bajos, tuvo lugar la gesta heroica del Tercio del maestre de campo Francisco Arias de Bobadilla, en la Batalla de Empel, la isla de Bommel, entre los ríos Mosa y Waal. Allí apareció un cuadro de la Virgen, descubierto por un soldado que cavaba trincheras, por la noche, en el helado suelo; hecho milagroso al que las tropas atribuyeron la protección de la Inmaculada Concepción en la gran victoria lograda al día siguiente.
Con la celebración se reaviva el noble sentimiento de pertenecer a un Arma gloriosa por sufrida, abnegada y valerosa, a la vez que trae a sus veteranos la añoranza del servicio prestado a España. En ellos surge la satisfacción de integrar un conjunto militar singular, con larga trayectoria de bravura y ejemplaridad, sacrificado y generoso. Ellos saben que la Patrona conoce a sus hijos, con sus limitaciones y virtudes y que, como siempre, les asiste en toda coyuntura.
Así son los infantes de España: valen para todo, en cualquier lugar y circunstancia, capaces de luchar y aguantar sin esperanza. Siempre dispuestos, con gesto solemne y sencillo, a cumplir con su deber, por desagradable, difícil y duro que éste pueda resultar. Nada piden y nunca exigen, aunque, eso sí, esperan, muchas veces en vano, comprensión, respeto y apoyo en su dura labor.
Estos infantes saben que es difícil, como siempre lo ha sido, que una parte de esa sociedad a la que sirven, entienda y, mucho menos, reconozca su esfuerzo y entrega a la nación durante el anónimo desempeño de su misión. Perciben claramente que, en estos tiempos de tergiversación y olvido de la historia, de engaños, mentiras sin cuento y falsedades, donde imperan el materialismo y el egoísmo generalizados, las virtudes militares y la abnegada labor de los soldados son mal comprendidas y escasamente compartidas.
Son nuestros infantes, los mismos hombres y mujeres de España que, durante siglos han llevado con orgullo el nombre, la presencia y la acción de la Patria por todos los rincones del mundo, defendiendo su honor, unidad e integridad; con derroche de generosidad, fe ciega y total entrega. No hay nada nuevo, es la fiel Infantería la que, como cantan con fuerza, por saber morir sabe vencer.
El día les traerá la nostalgia de las viejas banderas, con sus heroicas recompensas, conseguidas en hazañas llevadas a cabo en variados escenarios, que jalonaron la historia de la Infantería, que es la de España. Son los mismos que actualmente cumplen con su deber en complicadas misiones en Kurdistán, Bosnia i Herzegovina Kosovo, Irak, Albania, Líbano, Afganistán y en tantos otros escenarios.
Ellos siguen recios en su puesto, a veces ignorados y mezquinamente recompensados, pero firmes en su servicio, asombrando al mundo con su proverbial austeridad, buen hacer y asombrosa humanidad en el trato con cualquiera, sobre todo con el que sufre. En fin, demostrando gran oficio y máxima lealtad a los valores que les transmitieron sus mayores.
Este año no se podrán reunir los camaradas de armas. Pero si es seguro que, donde estén y como estén, se acordarán de su Patrona, ejemplo de obediencia, generosidad, sencillez, humildad y entrega sin límites a la que pedirán ayude a España siempre, especialmente en estos momentos de oscuridad y desorientación y, a ellos, les haga personas auténticas, a la vez que soldados nobles y de temple.
Por eso los infantes, en esa comunión de espíritu, que se renueva en las efemérides de la Inmaculada Concepción, sienten, y lo expresan al entonar su himno, que habla del deber de la Patria y del honor, dirigido a España objeto de sus amores que, en estos momentos de mediocridad generalizada y malos vientos que amenazan, aún te queda la fiel Infantería, que por saber morir sabe vencer.
Dº Luis Palacios Zuasti es General de División del Ejército (R)