«ETA envió a un cura para disculparse por matar a mi padre, y le eché de casa»
Mari Mar Negro, hija de un trabajador de la central de Lemóniz, recuerda el atentado que cambió la vida de su familia
Hace 40 años, la banda terrorista ETA puso una bomba en la central nuclear de Lemóniz (Vizcaya). Los asesinos usaron como excusa un argumento ecológico para acabar con la vida de dos trabajadores inocentes. Mari Mar Negro, hija de uno de ellos, ha recordado en «El Correo» el drama que supuso perder a su padre por la acción de los terroristas: « ETA envió a un cura para disculparse por matar a mi padre, y le eché de casa».
Su padre, Alberto Negro, trabajaba como ajustador en la central de Lemóniz. El 17 de marzo de 1978 ella estaba fregando los platos después de comer cuando la radio susrró la noticia: «Estalla una bomba en Lemóniz». Su caso fue especialmente doloroso: Alberto Negro no tenía ningún tipo de afiliación política y constó como fallecido en accidente laboral hasta 1995. Una muestra de que la acción de ETA no hizo distinción de clase, procedencia u oficio.
[Lea la historia completa en «El Correo»]
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