Centenares de personas reciben al etarra Ibai Aginaga con un 'ongi etorri' en Berango (Vizcaya)
Es uno de los presos de ETA críticos con la estrategia oficial y se negaba a aceptar la legalidad penitenciaria

Pasaban pocos minutos del mediodía cuando el etarra Ibai Aginaga hacía su entrada en el frontón de la localidad vizcaína de Berango, su pueblo natal. Dentro le estaban esperando unas 200 personas que le han jaleado y han lanzado consignas a favor de la «lucha». A pesar de que los frontones son espacios abiertos, los organizadores han tratado de que el acto se celebrara a puerta cerrada dificultando el trabajo de los medios de comunicación.
También ha sorprendido que los radicales hayan podido disponer del frontón ya que la Asociación de Municipios Vascos (EUDEL) hizo un llamamiento hace un año para que no se cedieran recintos municipales para homenajear a presos de ETA. Desde el consistorio se han excusado diciendo que ellos concedieron un permiso para celebrar un «acto de bertsolaris», cantantes característicos del folclore vasco.
Lo ocurrido no ha tenido, sin embargo, nada que ver con un acto cultural. Los convocantes eran miembros del colectivo ATA (Amnistia eta Askatasuna, Amnistía y Libertad en euskera), crítico con la actual estrategia de la izquierda abertzale. Además, el ongi etorri ha vuelto a poner de manifestó la división que existe en el seno de la izquierda abertzale. A pesar de que Sortu se había desvinculado del homenaje por entender que iba en contra del comunicado emitido por el colectivo de presos, EPPK, en noviembre, todavía s iguen existiendo colectivos que se niegan a admitir el daño causado .
Se da además la circunstancia de que Aginaga es uno de los presos considerados « críticos» con la estrategia oficial. Incluso, había sido expulsado del colectivo de presos por negarse a aceptar la legalidad vigente. Esta mañana ha abandonado la prisión vizcaína de Basauri después de cumplir una pena de 20 años . Desde Covite han calificado el acto de «lamentable» y en redes sociales han mostrado su preocupación porque los etarras «sigan causando fascinación en una parte de la sociedad vasca».