Cinco municipios vascos con nombres curiosos
Más allá de los topónimos en euskera, algunas localidades presentan denominaciones peculiares
1
Alegría
Dulantzi en euskera, adaptación de Dullanzi y Dulance, nombres de posible origen romano con los que fue conocida la localidad en la Edad Media, sorprende que el topónimo en castellano de este municipio alavés sea el pintoresco Alegría. La explicación viene de la mano de un Rey, Alfonso XI, quien decidió que pasara a llamarse Alegría de Dulanci. Y no es la única Alegría en el País Vasco, pues comparte el honor con Alegría de Oria, en Guipúzcoa.
2
Pedernales
No es difícil deducir el motivo de que esta localidad vizcaína recibiera tal nombre, que toma de la iglesia de San Andrés de Pedernales. En efecto, se debe a la abundancia de este tipo de roca en el lugar. En euskera fue evolucionando: de Samikola, que podría partir de San Nicolás, adonde se trasladó la parroquia desde San Andrés, a la actual Sukarrieta, que no deja de ser una traducción de Pedernales.
3
Escoriaza
De las piedras a la tierra para dar nombre a un municipio. Quizás poco vistoso pero práctico. El tipo de suelo que predomina en la zona donde se asienta Escoriaza, un tipo de tierra, eskoria en euskera, negra e idónea para llevar a cabo cultivos como el de cereales. De ahí, de escoria, Escoriaza, al aplicarse un sufijo aumentativo de la lengua vasca.
4
Axpe Achondo
Para quien domine el euskera no resultará tan llamativo, pero para quien no esté familiarizado con el idioma el nombre de este municipio tiene una sonoridad especial. Una vez explicado, en cualquier caso, puede resultar hasta redundante. Axpe signifca Debajo de la peña (de nuevo, las rocas; no es de extrañar, pensarán los amantes de los tópicos, que estén involucradas incluso en uno de los típicos deportes autóctonos). Y Achondo es la unión de dos términos, al lado de y peña. Es decir, al lado de la peña. O debajo, para añadir cierta confusión. Pero lógico, en cualquier caso, porque la localidad está enmarcada por una sierra, la de Amboto.
5
Pasajes
Y una vez más la geografía se impone para acabar dando nombre a un pueblo. Aquí obedece a la estrecha bocana del puerto que separa dos términos, San Pedro y San Juan. En medio, un pasaje o puerto. Se mantuvo en singular durante siglos, hasta que en el XIX, en castellano, pasó a denominarse Pasajes, al quedar agrupados bajo un mismo municipio los dos términos citados.