Carlos Iturgaiz - Candidato del PP vasco a lendakari

La madre de Miguel Ángel Blanco

Chelo, como su marido, nunca superó el asesinato de su hijo

Consuelo Garrido (1943-2020) EP

Hace tres semanas abrazaba en el tanatorio de Vitoria a Chelo y Mari Mar con el cuerpo presente de su marido y padre respectivo recién fallecido.

Ese tanatorio, vacío como las calles de Vitoria ya atacadas por el coronavirus, fue mi último momento con Chelo sin saberlo ninguno de los dos. Jamás olvidaré aquella conversación sentado junto a ella en la soledad del velatorio. Entre lágrimas me contaba lo trágica y triste que había sido su vida tras el terrible secuestro y asesinato de su hijo Miguel Ángel a manos de los terroristas de ETA.

Chelo, como Miguel su marido, nunca lo superó. A su infierno se le sumaron un cáncer de pecho y una dolencia coronaria ya crónica. El asesinato de su hijo, me confesó, la había matado en vida, y mirándome a los ojos me dijo: «Ahora la muerte de Miguel, después de cincuenta y cinco años juntos, me deja ya sin ganas de vivir». Traté de animarla con la sonrisa de sus nietas que me mostraba en su teléfono. Desgraciadamente a ese amor de buena abuela y madre, una gran mujer, se le ha cruzado el maldito coronavirus, como a tantos compatriotas.

Escribo con el corazón desgarrado y pienso como creyente que Chelo, Miguel y Miguel Ángel están juntos donde residen las buenas personas: en ese cielo que desgraciadamente no pudieron disfrutar en su vida terrenal.

Carlos Iturgaiz candidato del PP a lendakari

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