Bilbao, camino hacia la capital de la cultura

Los núcleos artísticos de la capital vizcaína apuntalan su futuro para mantener la Villa como un referente cultural

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Lejos queda ya el paisaje frío e industrial que predominaba a finales de siglo en Bilbao, una ciudad reformulada especialmente a raíz del estruendo artístico que supuso la construcción del Guggenheim. Pero no solo de la obra de Frank Gehry bebe la capital vizcaína, cuya cultura ha estado ligada íntimamente al Bellas Artes desde hace 110 años. Un museo que, al igual que Alhóndiga Bilbao, ha anunciado la puesta en marcha de una serie de proyectos destinados a ampliar y dinamizar la oferta de una ciudad que aspira a convertirse en capital de la cultura.

Ese es el deseo que formuló recientemente el alcalde de la Villa, Juan Mari Aburto , que pretende hacer de la política cultural uno de sus «elementos identificativos». El contexto le es favorable, pues su mandato ha coincidido con un Guggenheim en pleno estado de efervescencia . Solo el pasado año, más de 1.200.000 personas se adentraron en el museo bilbaíno, que en su plan estratégico de cara al 2020 ha incluido iniciativas como ZERO, un acercamiento sensorial a la historia de la pinacoteca y de su entorno; y Artitz, una plataforma destinada a difundir contenidos en euskera sobre arte moderno y contemporáneo.

Ampliación del Bellas Artes

Más allá de las iniciativas culturales previstas por las pinacotecas, la villa se prepara para someterse a una reforma que afectará a uno de sus vértices culturales, el Bellas Artes, que será objeto de un ambicioso proyecto destinado entre otros propósitos a modernizar y ampliar su espacio físico. Un viejo anhelo del Ayuntamiento vizcaíno que tomó forma tras la llegada de Miguel Zugaza a la dirección de la pinacoteca. El Plan Estratégico dado a conocer por la propia fundación, que a priori debería estar completado para el año 2022, precisará de una inversión superior a los 22 millones de euros , lo que da muestra de la dimensión del proyecto.

La noticia fue anunciada por todo lo alto por la fundación, que tiene la intención de ganar en torno a 8.000 metros cuadrados de espacio físico. Es decir, casi el doble de lo que en la actualidad dispone la pinacoteca, cuya última ampliación se produjo hace 17 años.

Curiosamente, la persona que estaba al mando del Bellas Artes en aquel entonces era el mismo Zugaza, quien ahora aboga por arañar parte del terreno adyacente al museo, ubicado en el parque de Doña Casilda. En total se dispondría de alrededor de 5.000 metros cuadrados extra, que serían utilizados no solo para la exhibición de la colección y de obras temporales sino también para incorporar puntos de atención a los visitantes y desarrollar actividades educativas. El programa teoriza también sobre la posibilidad de abrir nuevos accesos a la pinacoteca , principalmente hacia la plaza Euskadi, donde se alza la Torre Iberdrola.

En este sentido, el Plan Maestro elaborado por la consultoría bilbaína Idom abre la posibilidad de recuperar la orientación original del museo y la construcción de un acceso subterráneo . De esta forma volvería a cobrar protagonismo la entrada antigua, que data del año 1945 y que en la actualidad ha quedado relegada a una función esencialmente estética.

Para acometer semejante reforma, la más ambiciosa de las tres que se han llevado a cabo en el Bellas Artes, será necesaria una inversión de 22,1 millones de euros. Gastos que se sufragarán mediante la solicitud de dos créditos , uno para la ampliación y otro para la adquisición del edificio auxiliar. Sobre la mesa se halla la posibilidad de que la mitad de los fondos procedan de las instituciones públicas, es decir, de Ayuntamiento, Diputación Foral y Gobierno vasco.

El resto del dinero lo facilitarían las compañías pertenecientes al Patronato. Para facilitar la operación, la fundación prevé en torno a 30 nuevas incorporaciones al programa corporativo, así como un sensible incremento del número de Amigos del Museo, que alcanzaría los 4.000.

Diálogo con la sociedad

También iniciará una nueva etapa el Azkuna Zentroa , conocido como Alhóndiga Bilbao, cuyo director, Fernando Pérez , se ha comprometido a impulsar un centro cultural que se encuentre «en diálogo constante con la sociedad» a través del arte contemporáneo, las artes en vivo, el cine y las audiovisuales, la cultura digital y la literatura. El centro tratará así de «influir en el contexto» para contribuir a la transformación de una sociedad «más crítica, creativa y diversa».

Se trata, según explicó el propio centro, de poner en marcha una programación estable y de referencia local e internacional que convierta el Alhóndiga «en el epicentro de las nuevas formas artísticas , buscando un equilibrio local con un actividades que se extienden en algunos momentos a otros espacios».

La revolución de Alhóndiga Bilbao no solo afectará a su programación sino también a algunos de sus espacios, desde la fachada a la terraza , que serán «conquistados» para convertirse en «lugares para el arte». Esta última tendrá, de hecho, programación de verano por primera vez en la historia del centro con el objetivo de mostrarla al gran público. También se conformará una Mediateka para ampliar espacios bibliográficos, así como un taller de «innovación y creación».

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