Arraiz utiliza el Parlamento para escenificar su despedida tras ser condenado por pertenecer a ETA

Después de un alegato final, con permiso de la presidenta de la cámara, se despidió de Urkullu, PNV y PSE

Hasier Arraiz se despide de Iñigo Urkullu, este viernes, en el Parlamento vasco EFE

P. PAZOS

Con una apelación a que el PNV y Bildu inicien una «nueva relación», Hasier Arraiz, presidente de Sortu, inhabilitado durante dos años para ejercer cargos públicos tras ser condenado por «integración en organización o grupo terrorista» por el TSJVP, ante el que admitió que había trabajado de forma «coordinada» con ETA para reconstruir Batasuna, se ha despedido este viernes del Parlamento vasco , con el permiso de su presidenta -lo que ha motivado las críticas del PP-, ante la que previsiblemente fue la última ocasión en la que acudió a la cámara como parlamentario de la coalición de la «izquierda abertzale».

Si ayer sus compañeros del grupo parlamentario de Bildu le arropaban llegando juntos y después le ensalzaban reiteradamente durante el pleno ordinario, este viernes Arraiz, que ha acudido acompañado de familia y amigos, ha convertido la sesión de control en escenario de su adiós -los «abertzales» calculan que la próxima semana entrará en vigor su inhabilitación-, con apretones de manos, el lendakari Urkullu incluido, y una suerte de alegato final. Aunque el grueso de su intervención lo ha dedicado a glosar su contribución a la «paz y convivencia» , hacia el final ha enviado un mensaje muy claro con el PNV como destinatario.

Tras declararse «contento por toda la solidaridad que he recibido», ha indicado Arraiz que «quisiera esa solidaridad darla como base para crear nuevas relaciones políticas en este Parlamento. Para ser más explícito: creo que es momento de crear una nueva relación política entre PNV y EH Bildu ». «Somos diferentes, por supuesto, tenemos planteamientos contrapuestos en muchas cuestiones, pero estas dos fuerzas políticas están llamadas a hacer importantes acuerdos. Y no hacerlo sería completamente irresponsable», ha arengado. Tras citar algunos acuerdos suscritos en la cámara, ha remachado: «Es el momento de llevar esa relación a otro nivel, a un nivel más político. Hay que normalizar la política en Euskal Herria en todos los sentidos».

El resto de su intervención, en euskera y castellano -ha predominado éste-, lo ha dedicado a indicar que le deben «la memoria, el reconocimiento y la reparación» a quienes han sufrido «las diferentes violencias» en el País Vasco. «Lo peor que tuvo aquel escenario político que vivimos es que llegamos a deshumanizar al adversario, le llegamos a quitar la categoría de persona , sus derechos humanos dejaron de ser imprescindibles y así nos deshumanizamos nosotros mismos también. Eso es precisamente lo que no tiene que suceder nunca más», ha proseguido.

Tras insistir en que la intención de Bildu es «construir un Estado vasco» porque es «el mejor instrumento» que conocen, no ha faltado el guiño a los «presos vascos», esto es, de ETA, y mostrar su esperanza de que los pactos judiciales a los que han llegado él y otros batasunos ayuden a que se abran «algún día, antes que tarde, las puertas de las prisiones».

Quizás el momento más inesperado se ha producido cuando ha nombrado a la expresidenta del PP vasco Arantza Quiroga, quien dimitió tras promover una ponencia parlamentaria que no reclamaba epxlícitamente la «condena» de los asesinatos de ETA. Arraiz, quien en su día se mostró abierto a hablar con Quiroga, ha apuntado que algunos podrán ver en aquello «una jugada hiper táctica pensando que nosotros no íbamos a entrar, y al final le salió mal», pero él cree que « fue una actitud sincera y honesta para intentar el diálogo entre las partes más alejadas de esta cámara. Entendiendo que así iba a ser posible, por fin, el diálogo político entre todos. Con eso también me quedo y me lo llevo conmigo. Me parece que es algo positivo».

El PP, crítico con la despedida

Concluida su intervención, Arraiz se ha despedido, además de Urkullu, de Joseba Egibar, portavoz del PNV, o la líder del PSE, Idoia Mendia, y ha estrechado la mano de los miembros de la Mesa de la Cámara, salvo la de Antón Damborenea, quien ha rechazado el gesto . Entre aplausos de sus compañeros, mientras lanzaba besos y alzaba el puño, ha salido del salón de plenos. Urkullu, que ha subido en ese momento a la tribuna, pues teóricamente le correspondía dar la réplica en una interpelación, le ha deseado «lo mejor» y se ha mostrado convencido de que «volveremos a coincidir en el trabajo por la convivencia y la normalización de Euskadi».

El portavoz parlamentario del PP, Borja Sémper, ha pedido en ese momento el uso de la palabra y ha tildado de «vergüenza democrática» que se despidiera con un aplauso a quien ha sido condenado por «pertenecer a una banda terrorista». Además, ha reprochado a la presidenta de la cámara, Bakartxo Tejería, que haya permitido un «panegírico del "Juntos por el sí vasco"» a costa de alterar el reglamento.

Posteriormente, en declaraciones a los medios de comunicación, Semper ha censurado que el discurso de Arraiz solo « concreta la estrategia de Bildu encaminada a diluir responsabilidades , intentar maquillar y adulterar lo que hemos vivido y sufrido los vascos en las ultimas décadas», y ha opinado que hasta un «estudiante de Primarira» habría reconocido que «la violencia deshumaniza».

«Es profundamente ofensivo que el Parlamento sirva para la vuelta al ruedo entre aplausos de quien se va del Parlamento vasco tras haber reconocido pertenecer a una banda terrorista», ha proseguido. «Hemos asistido a una escenificación que ha contado con la colaboración de la presidenta pero también del lendakari, que traíaa el discurso escrito. Ha contado también con la despedida efusiva del PNV y del Partido Socialista».

«El PP vasco se rebela ante estas manifestaciones que nos parecen ofensivas e incluso grotescas. Hay momentos en que nos sentimos solos en la defensa de un relato veraz . La efusividad en la despedida nos hace profundizar en esa sensación de soledad», ha lamentado. Si bien ha admitido que «el señor Arraiz tiene derecho a despedirse de la Cámara», Semper ha afirmado que no le habilita en cambio para hacer «un discurso partidista e interesado».

«Lo que es un paso atrás es un aplauso a quien hace lo mínimo: no justificar o defender políticamente la violencia o el terrorismo», ha incidido. En este punto ha lanzado varias pregunas retóricas: «¿Se aplaudiría a alguien que ha dejado de ser maltratador? ¿Abrazarían, darian dos besos a alguien que hubiera sido maltratador y ya no lo fuera? ¿Se aplaudiría a alguien que ha reconocido haber sido corrupto y ya no lo es? ¿A alguien que hubiera cometido una violacion y hoy reconociera que violar estuvo mal? ».

«Estamos dispuestos a hacer esfuerzos de cara al futuro, de generosidad, a trascender de nuestro dolor y sufrimiento, del PP, que no es menor. Lo que no estamos dispuestos a que se rían de nosotros en la cara », ha advertido el portavoz popular. «No esamos dispuestos a que se despida con besos, loas y aplausos a quien participó en ese sufrimiento padecido por el PP y la mayoría de la sociedad vasca».

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