«Amelie» amaina en el País Vasco pero deja tras de sí destrozos, caídas de árboles y cortes de carreteras

Seguridad mantiene la alerta por lluvias persistentes y olas de hasta cinco metros

Cuatro pisos fueron desalojados en Deusto tras el desprendimiento de una fachada EFE

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«Amelie» comienza a amainar, para alivio de los vecinos de la cornisa cantábrica, que a lo largo de los últimos días han aguantado las embestidas de una borrasca que ha causado cortes en carreteras y trenes, caídas de árboles y destrozos en edificios. Se cuentan por cientos los incidentes registrados a causa de las lluvias intensas y de unas rachas de viento que, en algunos tramos del fin de semana, llegaron a superar los 160 kilómetros por hora.

Afortunadamente, la borrasca actuó con mayor violencia durante las horas de la madrugada. «Si llega a pasar durante el día se cae encima de alguien» , se lamentaba un vecino al ver frente a sí a un árbol desplomado en las inmediaciones del parque bilbaíno de Ibaieder.

El «caos» fue general. En el barrio de Deusto, uno de los más afectados, los inquilinos de varios pisos tuvieron que ser desalojados después de que parte de la fachada de un edificio se derrumbara. Además, la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) anunció el cierre de su biblioteca del campus de Vizcaya por las roturas de varias de las claraboyas del techado y otros desperfectos en las placas exteriores.

Hubo también incidentes en municipios como Baquio, donde se desprendió una carpa y parte de la cubierta de un frontón ; así como en Amorebieta, concretamente en el polígono industrial, que sufrió un corrimiento de tierra. Además, un yate se estrelló contra las rocas en Guecho.

La zona más expuesta al viento fue el cabo Matxitxako de Bermeo (Vizcaya), donde el domingo se registraron rachas de 169 km/h. «Amelie» también provocó numerosos daños menores en Cerroja y Punta Galea, así como en puntos de Guipúzcoa como el Jaizkibel.

Porque la provincia guipuzcoana tampoco se libró de la furia de la borrasca. En San Sebastián, el paseo Nuevo y los principales parques de la ciudad se mantenían ayer cerrados total o parcialmente a la espera de que se completen las tareas de limpieza y revisión del mobiliario urbano y arbolado. Preocupó también el efecto de la borrasca sobre el mar, pues el fuerte oleaje golpeaba todavía ayer los paseos marítimos.

Fuera de los límites del País Vasco, en la Comunidad Autónoma de Cantabria, los servicios de emergencia recibieron el fin de semana más de medio millar de alertas por el viento. La tónica fue la misma que en el territorio vecino: caídas de árboles, roturas de antenas, ventanas desprendidas. Los efectos se percibieron directamente sobre las carreteras, como la N-611 a la altura de Collado o la CA-843 en Portillo, que quedaron cerradas durante horas.

Más lluvias hoy y mañana

La borrasca se marcha pero no se lleva consigo la lluvia, que perdurará durante las próximas horas en la zona cantábrica. De hecho, el Departamento vasco de Seguridad ha activado dos avisos amarillos por lluvias persistentes y olas para el martes y el mediodía del miércoles. Se prevén olas de hasta cinco metros de altura, así como la acumulación de más de 60 litros de agua por metro cuadrado en 24 horas especialmente en puntos de Guipúzcoa.

Durante ambos días Euskalmet prevé lluvias débiles a moderadas , abundantes y localmente persistentes especialmente en la vertiente cantábrica. Además podrían producirse tormentas acompañadas de granizo.

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