Decimosexto aniversario
Sangüesa recuerda a los agentes de la Policía Nacional, Julián Embid y Bonifacio Martín, asesinados por ETA
Las viudas han pedido “que nunca jamás se olvide lo ocurrido”

Han sido apenas un puñado de palabras que en cualquier otro sitio podrían sonar a tópicas y manidas: “Aquí fallecieron dos personas. Que nunca jamás se olvide lo ocurrido”. Sin embargo en una región como Navarra, esas palabras acarrean una carga llena de simbolismo y, lamentablemente, necesidad . “Que nunca jamás se olvide lo ocurrido”.
Y Sangüesa no les olvida. Allí, en el mismo lugar que hoy ocupa un monolito y una placa, hace 16 años fueron asesinados dos personas sencillas y amables . Julián Embid y Bonifacio Martín. ¿Su pecado? Acudir a la Casa de Cultura de Sangüesa para gestionar la renovación de los DNI de los vecinos de la comarca, trabajadores y agricultores en su mayoría que no disponían de una mañana entera para acudir hasta Pamplona. Fueron a Sangüesa para ayudar a los vecinos , para facilitarles la vida.
Y, sin embargo, unos individuos, todavía anónimos, decidieron que aquello estaba mal, que el servicio a los demás no está bien cuando eres un policía nacional. Aprovecharon que Bonifacio Martín y Julián Embid se encontraban ayudando a los demás y colocaron una bomba lapa en los bajos de su coche.
Hasta el lugar del atentado han acudido distintas autoridades forales , todas las locales y, sobre todo, muchos vecinos y compañeros del Cuerpo Nacional de Policía con el Jefe Superior, Francisco López Canedo, a la cabeza. Porque a todos los sangüesinos ayudaron en algún momento Julián Embid y Bonifacio Martín. No les preguntaban quiénes eran ni qué pensaban. Sólo qué podían hacer por ellos. Y todo lo que estaba en sus manos, lo hacían por el bien de los demás . Demasiado pecaminoso si llevas un uniforme.
Y por eso también, a la Policía Nacional le han acompañado el resto de cuerpos policiales presentes en Navarra, la Guardia Civil, la Policía Foral y la Policía Municipal.
“Que nunca jamás se olvide lo ocurrido”, han pedido las viudas. Ese monolito y esa placa que reposan en esa plaza de Sangüesa, y sobre todo el cariño y aprecio de los vecinos garantiza que nunca jamás se olvidará a Julián Embid y Bonifacio Martín .