El Mar Menor sigue crítico

Esta semana, la orilla del Mar Menor que hemos visitado estaba clara gracias a la retirada de...

ATLAS ESPAÑA

Esta semana, la orilla del Mar Menor que hemos visitado estaba clara gracias a la retirada de algas. En el interior del mar lo comprobamos a través del disco Secchi (por el nombre de su creador el monje Angelo Secchi) que se utiliza para medir la transparencia del agua si somos capaces de distinguir sus dos colores: blanco y negro. Junto con José Serna, técnico del Imida (Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Medioambiental) salimos en lancha para comprobar en qué estado se encuentra esta albufera de 135 kilómetro cuadrados al que, como un enfermo crítico, se le toma las constantes vitales. El Mar Menor colapsó en el 2016. Se convirtió en una "sopa verde". Es lo que se denomina eutrofización, una proliferación descontrolada de algas fitoplanctónicas por el aporte en exceso de nutrientes inorgánicos de actividades humanas, principalmente Nitrógeno (N) y Fósforo (P) En el caso del Mar Menor, la realidad científica consensuada y mayoritaria es que, al principio, los aportes de contaminantes fueron al principio, sobre los años 70 y 80, derivados por el vertido de aguas fecales sin depurar y después producto de la agricultura intensiva. Si bien, esto lo niegan fundaciones agrícolas como Ingenio. Después del 2016, se sucedieron episodios en las que aparecieron peces muertos en la orilla. Hay que comprender por qué se ha llegado a este grado de contaminación en una albufera única en Europa. También, por qué no se realizan algunas actuaciones para limpiar el Mar Menor, como es el agrandar los tres canales que le conectan al Mediterráneo. De hecho, eso ya se hizo en los años 70, pero no sirvió de nada. Es más, el Mar Menor está más conectado al Mediterráneo ahora que hace 50 años y aun así han ocurrido los episodios de eutrofización. En cualquier caso, el Estado, a través de la Oficina Técnica del Mar Menor (Ministerio de Transición Ecológica) y la Comunidad de Murcia, trabajan, aunque con diferencias, para salvarlo. Así, se han cerrado 7.500 hectáreas de regadío ilegal, se retiran toneladas algas de costa, se han restaurado humedales y ramblas y se construirán balsas para quitar nitratos del agua, etc. En cualquier caso, se tardarán bastantes años en recuperar una albufera única en Europa a la que, durante décadas, y aún hoy, se la sigue envenenando.-Redacción-

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