Javier Ortega Smith: «Quiero que el acuerdo de coalición con Almeida se haga con luz y taquígrafos»
De socio preferente a duro crítico en cuatro años, el candidato de Vox tiende la mano al alcalde para gobernar juntos y revertir las restricciones ambientales
Javier Ortega Smith, el perfil más duro de Vox que persigue a okupas y manteros
Lo han llamado 'sheriff', matón y hasta desagradable. Javier Ortega Smith (Madrid, 54 años) recibe a ABC en su despacho, con una taza de café, y lo primero que enseña es una fotografía de 1933, donde Víctor Manuel Ortega, letrado mayor del Ayuntamiento de Madrid, posa en sepia junto a otros hombres trajeados. Casi un siglo después, su nieto pelea por ser el lugarteniente del Palacio de Cibeles junto al PP. «Cuando tengo que tratar temas que hacen daño a los madrileños, de verdad, me cuesta mucho sonreír», reconoce el candidato de Vox.
—Los insultos a Vinicius, ¿son racistas?, ¿la sociedad española lo es?
—Obviamente la sociedad española no es racista. Pero es verdad que hay episodios lamentables en los cuales se ven síntomas de posible racismo, xenofobia, odio. Nosotros somos un partido que desgraciadamente ha tenido que recibir todo tipo de ataques de claro odio. Por defender unas fronteras seguras se nos ha acusado de xenófobos o racistas.
—El cartel electoral de Vox, con una lista de las personas que reciben ayudas, todas con apellidos de origen árabe, ¿no genera odio?
—¿Por qué contar la verdad genera odio? Lo que a lo mejor hace es poner de relieve que quienes están discriminados son la inmensa mayoría de los españoles, que se encuentran que su pensión no llega a 400 o 600 euros y en cambio a las administraciones públicas el coste mensual por mena (menor extranjero no acompañado) son 6.000 euros. Es el total de lo que se gasta en España en los menas, que deberían estar en su país con sus padres. Pero vienen a España y creen que esto es jauja. Contar la verdad es decir que tienen más posibilidades de conseguir una vivienda social quienes han entrado de manera violenta. La Empresa Municipal de la Vivienda legalizaba a quienes habían okupado una vivienda pública, les saltaban en la lista a todos los que estaban esperando de manera legal. Fueron cientos de casos.
—Hay casos de extrema vulnerabilidad.
—Sí, la misma extrema vulnerabilidad que tienen todos los demás que están en la lista y que están esperando tener una vivienda. Es triste que esto ocurra.
—A lo largo del mandato se ha ganado muchos calificativos, ¿tiene un perfil duro?
—Creo que defiendo las cosas con vehemencia, lo reconozco, con firmeza, pero creo que nada de lo que digo es mentira ni es ofensivo. El otro día fui a preguntar educadamente a un mantero que cuánto pagaba por poner allí la mercancía. Inmediatamente me acusaron de todo, dijeron que estaba acosando a un pobre negro. Yo critiqué que no podemos aceptar el negocio de las mafias.
—Pero en ese vídeo el mantero es el perseguido.
—Es que no hay otra manera de cortar el tráfico. Los jefes no están en la calle. La única manera es que vean que no pueden seguir con su negocio y, ¿sabe a quién le estamos haciendo el mayor favor?, al inmigrante ilegal que están explotando, porque el efecto llamada se termina. Yo me voy al distrito de Latina y una señora me señala un edificio donde el 80% son okupas. Me acerco y encima veo que se ríen de nosotros. A mí eso me indigna y hay quien dice que fui a acosar a un okupa; fui a acosar a un delincuente.
—¿Esos vídeos de okupas y manteros dan votos?
—Creo que generan mucha simpatía porque una cosa es lo que dicen los medios de comunicación, nuestros adversarios políticos y los tertulianos que nos estigmatizan, pero yo escucho otras reacciones. Mucha gente en la calle nos dice: «Gracias, por fin os atrevéis a denunciar lo que está pasando en este distrito». Algunos dicen que es electoralismo, ¿electoralismo significa que hay personas que libremente cuando ejercen su derecho democrático deciden apoyarte a ti? Eso es democracia.
—Pese a todos sus ataques al alcalde, José Luis Martínez-Almeida, ¿se sentará con él tras el 28M?
—Si él quiere, sí. El que está extendiendo la mano desde hace muchos meses somos nosotros. Sé que el señor Almeida prefiere tener mayoría absoluta y no depender de nadie, pero eso no es ninguna originalidad y eso lo deciden los madrileños. Acaba de tener un gobierno de coalición estos cuatro años, entonces que no se haga tantos asquitos.
—¿Y usted quiere ser vicealcalde?
—Por supuesto, o el alcalde, dependiendo de quién tenga más votos. Evitemos que la izquierda gobierne. Yo propongo firmar un acuerdo con luz y taquígrafos, con notarios, con televisiones, más que nada para que luego los madrileños sepan quién cumple y quién no. El PP prometió bajar los impuestos, solo los ha bajado un poco; prometió hacer 15.000 aparcamientos, no ha hecho ninguno, es más, ha quitado 10.000 plazas en superficie; prometió 15.000 viviendas, construidas como tales, no llegan a 2.000; prometió revertir el Madrid Central de Carmena y lo multiplicó por diez.
—De esos 81 puntos del pacto de investidura de 2019, ¿cuántos ha cumplido Almeida?
—Pues, en su totalidad, prácticamente ninguno. El alcalde dice que ha bajado los impuestos: no, la presión fiscal en Madrid ha aumentado un 7%. Cuente toda la verdad. ¿Cuándo se han bajado? En 2021, con el pacto de presupuestos con Vox. No existe ni una sola votación en estos cuatro años en las que Vox haya votado en contra de bajar los impuestos, no mienta. No le hemos apoyado los presupuestos de 2022 porque los tenía pactados con la izquierda. La lista de incumplimientos del PP es interminable y los pagan los españoles.
—Entonces no se fía de Almeida.
—No, y él tampoco se fía de mí porque sabe que yo no me callo, sabe que voy a decir si no se cumple lo pactado.
—Madrid Central no se puede revertir, hay una ley que lo impide.
—Las zonas de bajas emisiones se crearon en una normativa europea que no cayó del cielo, se aprobó en Europa por el Partido Popular Europeo. Esa normativa se trasladó en la Ley de Cambio Climático en el Congreso de los Diputados con el voto del PP junto con el PSOE. La ley lo que exige es que tiene que haber buena calidad del aire y nosotros lo aplaudimos. Lo que no dice es que la zona de bajas emisiones tenga que ser toda la ciudad y los 365 días al año. Nosotros pedimos un informe a los científicos: las conclusiones son que la calidad del aire es buena, desde hace décadas.
—La ciudad cumplió en 2022, por primera vez, con los límites europeos de emisiones, ¿Madrid Central no tiene nada que ver?
—Nada que ver. Tiene que ver con un proceso de inversión térmica, Madrid sufre entre 8 y 14 episodios en los que alguna de las estaciones de medición se acerca al nivel máximo. Mensaje a los madrileños: podéis estar completamente tranquilos, tenemos una buena calidad de aire. La izquierda odia el coche privado, quiere que nos movamos en bicicleta o en monopatín. Quédense con esta cifra: 377 millones de euros cobrados en multas, somos la primera ciudad de toda España. Madrid Central es la mayor máquina de recaudación que se ha podido inventar y no sirve para nada.
—Con las medidas que propone Vox, ¿puede garantizar que Madrid no tendrá que asumir una multa millonaria de Bruselas?
—Puedo garantizar que tendremos todavía mucho menos riesgo de incumplir los máximos. Los científicos recomiendan que aumentemos las estaciones de captación para tener datos a diferentes estratos. Ellos nos pueden garantizar con siete días de antelación cuándo va a haber un fenómeno de inversión térmica. Si solo son 14 días, actuemos esos 14 días; si llega el caso y tenemos que prohibir dos días la circulación de vehículos, se prohíbe. Es mejor dos días que 365.
—Vox bloqueó en diciembre las normas urbanísticas, ¿su modificación será una prioridad tras el 28M?
—Por supuesto. Ahora están mintiendo una vez más. ¿Por qué en tres años y medio, si era tan importante para el sector, el equipo de gobierno no ha hecho nada?
—El Área de Desarrollo Urbano (en manos de Ciudadanos) asegura que ha trabajado durante dos años.
—(Risas). Debía ser en su casa a escondidas, porque nosotros no hemos visto un solo papel. El 27 de diciembre aparecen con 1.800 folios y dicen que hay que aprobarlo.
—El pasado verano, Vox apoyó el borrador.
—Era un avance, esos borradores son solamente la luz verde para iniciar el expediente. Luego tiene que venir toda la tramitación administrativa y la negociación política. Resulta que esas normas tienen una serie de condicionantes absurdos que nada tienen que ver con las cuestiones técnicas, lo que llaman la perspectiva de género o la aplicación de la agenda 2030.
—¿Qué significa la perspectiva de género en urbanismo?
—Dice cosas tan sorprendentes como que, en una comunidad de vecinos que quieren rehabilitar el portal porque está muy viejo, según el borrador que presentaron, necesita un informe de impacto de género. ¿Esto qué quiere decir, que si lo pinto rosa, lo pinto azul, le pongo adornos? Nosotros exigimos la desaparición de cualquier fanatismo de la izquierda, tuvimos varias reuniones, y en la última, el concejal de Desarrollo Urbano, Mariano Fuentes, dice: «No se va a modificar una coma». Yo le he propuesto Almeida que a partir del 1 de junio nuestra prioridad es poner a trabajar a los servicios municipales para una revisión completa del Plan General de Ordenación Urbana de 1997. A lo mejor tardamos un año y medio o dos.
—Mientras tanto, ¿no le preocupa que paralice proyectos urbanísticos?
—Es que no están paralizados, no es verdad. Alguien ha mentido descaradamente al sector. Los promotores nos decían: «Nos garantizó Mariano Fuentes que ya estaba aprobado». Si usted presenta una licencia o un proyecto de obra basándose en unas normas que son un mero borrador, no prosperan. Lo digo categóricamente: los proyectos que se habían presentado y que habían sido aprobadas las licencias continúan sin ningún problema.
—La vivienda es uno de los temas estrella de la campaña, ¿cuál es la principal propuesta de Vox?
—Lo primero es que acordemos la liberalización del máximo posible de suelo; cuanto más terreno hay, más baja el precio. Pero si sigo aplicando unos impuestos altos, sigo encareciendo un 20% la vivienda. Mi compromiso en el primer año es la bajada de impuestos. Y damos seguridad jurídica y judicial al propietario: el que ponga una vivienda en alquiler tiene que tener la seguridad de que, si se la okupan, la va a liberar inmediatamente y la va a poder recuperar.
—No promete números de pisos como el resto de partidos.
—Eso es trampa. El señor Almeida prometió 15.000 viviendas, no ha hecho ni 2.000, ¿por qué no prometen un millón? Sale (el presidente del Gobierno, Pedro) Sánchez y promete 50.000. Nosotros nos comprometemos a hacer las que sean necesarias en el tiempo que sea necesario.
—Hay tiranteces con Ciudadanos, ¿pactaría con la vicealcaldesa, Begoña Villacís?
—Ciudadanos no va a entrar, por lo tanto, no va a haber nada que pactar. La señora vicealcaldesa es vicealcaldesa con los votos de Vox. Y nos desprecia, parece que tiene más ganas de pactar con Rita Maestre o con el PSOE. A mí me preocupa el señor Almeida: ¿va a dejar que la izquierda gobierne o se va a sentar con Vox, con el que coincide en muchas cosas? Si de verdad quiere bajar impuestos, construir aparcamientos disuasorios, mejorar la calidad del aire, soterrar la A-5... todo eso, nos va a tener a su lado.