Los vecinos de la A-5, sin solución tras 20 años a la espera del soterramiento
Era la medida estrella del PP para concurrir a las urnas en 2019, pero la obra sigue en el aire
Más de medio millar de afectados cortan la autovía como protesta por los ruidos y la contaminación
El soterramiento de la A-5 es una promesa postergada durante años. El primer intento de tapar los carriles de tráfico que atraviesan el paseo de Extremadura, flanqueado por bloques y bloques de pisos, arrancó en 2005. Fue Alberto Ruiz-Gallardón quien propuso esconder bajo tierra más de 3 kilómetros de autovía, desde la carretera de Boadilla hasta la avenida de Portugal. Nunca se ejecutó. En la batalla electoral de 2019, José Luis Martínez-Almeida rescató el proyecto para concurrir a las urnas. La obra sigue en el aire.
En verano de 2020, el Ayuntamiento de Madrid dio un paso hacia delante en la consecución del soterramiento. El Área de Medio Ambiente y Movilidad adjudicó la redacción del proyecto, por 3,07 millones de euros, a la unión temporal de empresas (UTE) compuesta por Esteyco y Subterra. Era el punto de partida de lo que aspiraba a ser la obra más costosa y compleja del mandato de Almeida, rematada con un gran pasillo verde que conectaría con Madrid Río. El objetivo era que estuviese finiquitado este mismo mes de mayo, justo antes de las elecciones. Aún no hay negro sobre blanco. La pelota, ahora, está en el tejado del Gobierno central.
El pasado 15 de noviembre, el Ayuntamiento de Madrid remitió el Plan de Soterramiento de la A-5 al Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, que se comprometió a cofinanciar los trabajos. Sin embargo, la obra está supeditada a la ejecución de la operación Campamento, otro proyecto eternamente paralizado. Este plan contempla levantar 12.000 viviendas (el 60% en régimen de alquiler público) en unos terrenos militares en desuso del distrito de Latina, muy cerca del paseo de Extremadura. La idea nació en 1989 y se retomó en 2005, pero no se ha puesto un solo ladrillo.
La tortura de vivir a dos metros de la A-5, de Batán a Campamento
Desde 2005, los residentes esperan el inicio del soterramiento de la autovía a su paso por el distrito de Latina
El pasado verano, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, proclamó en el debate del estado de la Nación el desbloqueo de la operación Campamento. El primer movimiento, la compra de los terrenos al Ministerio de Defensa, ha tardado varios meses. Este abril, el Ejecutivo completó la asignación efectiva de 260 millones de euros a Sepes, el organismo dependiente del Ministerio de Transportes encargado de efectuar la compra.
Si no hay contratiempos, las excavadoras empezarán a remover tierra en los cuarteles de Campamento a principios de 2024. Y, a la par, arrancarán las obras para el soterramiento de la A-5. Este miércoles, Almeida anunció su paquete de infraestructuras para después del 28 de mayo. El megaproyecto del paseo de Extremadura no está entre ellas, aunque el alcalde se comprometió a estudiarlo en el próximo mandato. Mientras tanto, unos 50.000 vecinos de Campamento, Batán y Lucero aguantan el paso diario de 180.000 vehículos a un par de metros de sus casas.
Hace tiempo que reclaman una solución a los problemas derivados de convivir con ocho carriles de tráfico y una veintena de pasos subterráneos sucios e inseguros. La exalcaldesa Manuela Carmena descartó el soterramiento y, como alternativa, instaló semáforos, pasos de cebra y radares. Ahí siguen, como el ruido y la contaminación. El mes pasado, varios centenares de vecinos cortaron la autovía durante una manifestación, la segunda en lo que va de año. Los candidatos a las elecciones del 28M prometerán soterrar la A-5. Este miércoles, cuando Almeida anunció que cubrirá un tramo de la M-30 en Ventas, una cuenta de Twitter que defiende las obras ironizó: «¡Otro soterramiento! ¡Van tres»!
