Un ex preso amenaza con matar a su novia, le roba el coche y se esconde en el sofá de su vivienda para no ser detenido

El hombre, que tiene 30 antecedentes, robó el coche a la víctima y se atrincheró en su casa

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La puerta de la vivienda, tras la intervención policial ABC

Carlota Barcala

Madrid

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El miedo a ser agredida, tras días de amenazas, la llevó a armarse de valor y romper la relación que mantenía con su pareja. Obligada, se fue hasta de la vivienda que tiene en propiedad, puesto que él se negó a recoger sus pertenencias y marcharse. Pero siete días después de dejar a su presunto maltratador, ella volvió al piso para recoger sus enseres o, tal vez, quedarse si él se ya se hubiese ido. Eso no sucedió.

El hombre es un viejo conocido de las autoridades que ha sido detenido hasta en treinta ocasiones y ha pisado varias veces la cárcel. Seguía habitando la casa, que no era suya, reconoció a su exnovia, la abordó, la increpó y la amenazó. Todo por haberlo dejado. «Eres una zorra, te voy a matar», le gritó en la calle, nada más verla, tras conseguir entrar en el coche de la víctima, agarrarla e impedir que ella se fuera. Para no ser detenido llegó a esconderse en el hueco de almacenaje del sofá.

Los hechos ocurrieron a las 22 horas del lunes en la calle de la Virgen de la Monjia, en el distrito de Ciudad Lineal. La Policía Municipal fue requerida tras recibir la alerta de que una pareja discutía en la vía pública y que un hombre estaba en estado de agresividad. Dos testigos fueron los que lograron salvar a la mujer de las garras de su verdugo, entrometiéndose en la discusión, al escuchar los gritos intimidatorios de él que no cesaban, pero lejos de deponer su actitud, increpó a estas dos personas.

«Te voy a matar«, le dijo al primero de los testigos cuando se aproximó al vehículo de la víctima para ayudarla. Lo mismo le espetó a la segunda de las personas que medió: »Te voy a pegar y matar como no te vayas«.

Ante estas amenazas, las dos personas que salieron en auxilio de la mujer le advirtieron de que iban a llamar a la Policía. Así lo hicieron. El hombre –de nacionalidad española y 42 años– le sustrajo el coche a su expareja y en su huida intentó arrollar al segundo de los testigos, han informado fuentes policiales a este diario.

Cuando los agentes de la Policía Municipal llegaron al enclave, solo estaban la mujer agredida con los dos testigos, quienes contaron que se había escapado en un coche color oscuro propiedad de la mujer. A través de la emisora, comunicaron la descripción tanto del vehículo como del varón, para que las demás patrullas pudieran localizarlos. El coche estaba a solo 200 metros de donde la había amenazado con acabar con su vida.

Mientras, la mujer, atemorizada, dio un nuevo detalle a los agentes: el hombre salió de prisión en enero. Ha sido detenido en treinta ocasiones y cuenta con múltiples antecedentes, entre ellos, amenazas, daños, malos tratos sobre otra mujer, sustracción de vehículo, delitos contra el patrimonio y atentado a agente de la autoridad. Además, según han explicado fuentes policiales, le constan varios quebrantamientos de condena.

Intenta encubrirlo

Cuando los agentes localizaron el vehículo, dentro encontraron a un hombre que no era su verdugo. Se identificó como su amigo y, para encubrirlo, dijo a la Policía que se habían equivocado, que el coche era del agresor y que llevaba toda la tarde con él ayudándolo a cargar enseres, tomando algo y que nunca lo había dejado solo. Nada era cierto. Como el vehículo era de la víctima, decidieron mirar en el interior: ella guardaba allí un portátil, las escrituras de su vivienda y los documentos de compraventa del coche. Fue lo único que pudo coger cuando decidió huir de su casa tras las primeras amenazas, para demostrar que era la dueña de ambas cosas.

Los agentes se desplazaron hasta el domicilio para comprobar si le había sustraído algo más. En ese momento, él no estaba en la vivienda, que se encontraba revuelta y llena de suciedad, con las pertenencias tiradas, cuentan las mismas fuentes. Volvieron al coche para recuperar lo que había y, quince minutos después, regresaron al piso, pero ya no consiguieron entrar porque la casa estaba cerrada, con las llaves puestas. El agresor se había atrincherado.

Intentaron ponerse en contacto con él, pero no consiguieron que respondiera, por lo que los agentes de Policía Municipal solicitaron la presencia de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) de la Policía Nacional, que accedieron al domicilio de manera forzosa con autorización de la propietaria. El hombre se había escondido en el sofá para evitar ser detenido al verse acorralado.

A la larga lista de reseñas policiales que acumula ahora tiene que sumar malos tratos en el ámbito familiar, amenazas y apropiación indebida. Al cierre de esta edición, estaba a la espera de pasar a disposición judicial. Tal vez, solo cuatro meses después de abandonar la cárcel, este agresor vuelva a dormir tras las rejas.

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