Los globos de una promoción turística de Madrid que confundieron con ovnis en Manhattan
HISTORIAS CAPITALES
Nunca una acción de apoyo institucional de la capital como destino de visitantes tuvo tanta repercusión
Suena a broma, pero no lo es: hubo una campaña promocional madrileña que, por exceso de algunos y defectos de otros, terminó copando los informativos de Nueva York. Lo que se ideó para impactar en la sociedad norteamericana, e invitarles a visitar la capital como turistas ... , tuvo desde luego impacto, incluso más del previsto inicialmente, aunque tal vez no en la dirección esperada.
Fue hace poco más de diez años, en octubre de 2010, con Alberto Ruiz-Gallardón como alcalde de la capital. Las autoridades madrileñas de turismo acudieron a Nueva York para poner en marcha una gran campaña promocional que perseguía atraer turistas estadounidenses hacia la capital de España. Para ello, estaban previstas varias acciones, entre ellas renombrar Broadway como Gran Vía durante 24 horas, o la proyección de vídeos promocionales de Madrid en las grandes pantallas de Times Square. Y al finalizar, se lanzaron al aire cientos de globos amarillos. Y ahí vino el lío.
Porque aquellos globos, que tan inocentemente ascendían hacia el cielo de Manhattan, fueron confundidos por varios ciudadanos de Nueva York con ovnis. «Los ciudadanos decían que veían unos extraños objetos plateados balanceándose, o planeando por el cielo», señalaba el reportaje que hizo en su día el New York Post, alertado por los propios testigos de lo que sus ojos veían pero no alcanzaban a entender.
Rápidamente, los medios locales, como la cadena Fox Nueva York, reaccionaron enviando sus cámaras a la zona, donde varios transeúntes señalaban con el dedo aquellos objetos que, ya disparada la imaginación popular, algunos veían rodeados de luces amarillas y azules.
Tanto la Policía de Nueva York como la Agencia Federal de Aviacion (FAA) recibieron numerosas llamadas ciudadanas alertando por aquellos 'ovnis' que veían volando en el cielo, recogieron los periódicos. El errático comportamiento de aquellos objetos no identificados, que tan pronto subían como bajaban, en función de los vientos y de la presión según ascendían, despistó y mucho a los neoyorquinos.
Todo tenía explicación, claro: las luces azules que algunos apreciaban se debían, señalaron entonces los expertos, al reflejo del sol sobre los globos. Y las largas colas que describían algunos de los testigos no eran más que las cuerdas negras con que se ataron los globos. Pero
Las «brillantes presencias» que observaron los peatones en el cielo de Manhattan y que tanto intranqulizaron a quienes repararon en ella, se quedaron en nada cuando llegaron las explicaciones. «El sentido común te decía que tenían que ser aviones o globos, pero todo el mundo se paró en la calle a lo largo de dos manzanas«, explicaba a la prensa americana Daniel Calhoun, uno de los que presenciaron el fenómeno, mucho más normal de lo que a algunos le pudo parecer.
A su lado, otro testigo, Pete Bryant, justificaba el susto que se habían dado: «Vi cinco o seis luces brillando en el cielo. No había manera de saber que eran globos. La luz se reflejaba de una manera extraña en ellos«. El humor, que nunca le falta a los neoyorquinos, llevó a un tercer testigo, Tim Powell, a decirle a la prensa local que «ya estaba medio esperando que bajaran los aliens».
Los más contentos con el follón -involuntariamente- organizado fueron los responsables de Turismo del Ayuntamiento en el momento, que se encontraron con una repercusión mediática de su campaña que fue mucho más allá de lo que jamás hubieran imaginado. Jamás una inversión promocional fue tan rentabilizada, ni la relación gasto-resultado resultó mejor.
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