Lotería
Horas de cola bajo cero para atrapar a la suerte en Navidad desde hace más de un siglo
HISTORIAS CAPITALES
Madrid ha estado siempre muy vinculada al tradicional sorteo de la Lotería Nacional del 22 de diciembre

La tradición de la lotería de Navidad sigue muy arraigada en Madrid, después de más de doscientos años. El salón donde se celebra el sorteo -ahora, el Teatro Real- continúa atrayendo a cientos de curiosos, dispuestos a hacer cola durante horas para conseguir un ... asiento en el interior. Igual que hacían un siglo atrás, cuando había personas que dormían desde varios días antes a las puertas de la antigua Fábrica de Moneda y Timbre de la plaza de Colón, deseosos de oler al menos desde bien cerca el aire de la fortuna.
El origen de este juego está en la conocida como Lotería Real, que instauró Carlos III allá por 1763. La idea era que resultara un beneficio para »hospitales, hospicios y otras obras pías y públicas» en la capital. Nada que ver con lo de ahora, por cierto: la lotería ofrecía números del 1 al 90, y el comprador tenía que escoger varios de ellos, como en la primitiva. Eso sí, también había niños implicados: un infante, con los ojos vendados, extraía las cinco bolitas agraciadas de una bolsa. Los sorteos comenzaron a realizarse en la plaza de San Ildefonso.
Cincuenta años después, la Lotería Nacional nacía como tal: el primer sorteo se produjo el 4 de marzo de 1812. Y en 1818 se organizó el especial de Navidad, aunque no fue algo regular en esas fechas hasta 1839, ni se llamó así hasta muchísimo tiempo después, en 1897.



Las cosas eran diferentes entonces en algunos puntos. El sorteo, por ejemplo, se celebraba el 22 de diciembre, salvo si caía en domingo: en ese caso, se adelantaba al sábado. Algo que se ha aplicado hasta prácticamente antes de ayer: en 1991, el sorteo de Navidad tuvo lugar el sábado 21 de diciembre. Fue la última vez: desde entonces, es el 22 el día elegido, caiga donde caiga en la semana.
Desde hace algunos días, todos los elementos del sorteo extraordinario de este año están ya en el Teatro Real. Allí se custodian los bombos y las bolas de madera de boj, en el sótano 16 y bajo estrictas medidas de seguridad. Y en breve, comenzarán los curiosos a arremolinarse a sus puertas para poder entrar a ver el sorteo en directo. Como viene ocurriendo desde hace más de cien años.
Traslado
Y eso que el lugar ha cambiado bastante: desde la primitiva Casa de la Moneda de Madrid, situada en la calle Segovia, que se quedó pequeña para la moderna maquinaria y tuvo que mudarse a otro edificio a 1861. Entonces, se llevó a la plaza de Colón, un inmueble diseñado por Francisco Jareño, autor también de la vecina Biblioteca Nacional. Allí era frecuente encontrar a grupos que, envueltos en mantas y encendiendo hogueras para sobrellevar las heladoras noches madrileñas, pasaban las jornadas previas al sorteo aguardando a poder entrar a verlo.
La prensa de principios del siglo pasado era testigo a menudo de aquellas jornadas glaciares, y en sus imágenes retrataba a los ateridos ciudadanos, mal vestidos y peor calzados, que aguantaban durante días con la ilusión de entrar al salón y que su número fuera premiado. El sueño de entonces, como el de ahora, era ser uno de los agraciados: como la castañera de la plaza del Ángel, a la que le tocó en 1925; o los vendedores de plátanos de la zona; o a los camareros de un bar cercano. O a los vecinos del Ventorrillo, agraciados en 1930 con un pellizco del segundo premio, repartido en participaciones.
La Real Casa de Moneda de Colón fue demolida en 1970, y en la parcela resultante se construyó el Centro Cultural Fernán Gómez y los Jardines del Descubrimiento.
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