Begoña Villacís: «Imagino que he cometido muchos errores, pero me voy a deshacer de esos pesos»

—El último pleno del mandato dejó una foto complicada de CS, ¿con qué sensaciones se quedó?

—La sensación es que hicimos un gran pleno. Hace cuatro años, la gente veía a CS como un montón de gente que venía a transformar Madrid, prometíamos muchas cosas, pero en el fondo éramos una incógnita. Cuatro años después se encuentran con un equipo de gobierno que ha sido estable, mucho más estable que el Gobierno de la Nación, con una vicealcaldesa que ha podido ser alcaldesa dos veces, porque me lo han ofrecido, y por ser leal lo he rechazado. Para mí, lo más importante es la sinceridad, la lealtad y los principios. La prueba del algodón la hemos vivido ahora y la gente que se queda es la gente con principios, que está en momentos difíciles y que cumple.

—Lealtad, principios... ¿se ha sentido traicionada por su equipo?

—Esto es una cosa que ya ha pasado y se ha quedado atrás para mí. Sabemos perfectamente el reto que tenemos por delante y sabemos lo que no queremos: un Madrid en manos de los extremos. Nosotros somos el dique de contención. Yo sé que prácticamente el 90% de las encuestas me dan dentro, que soy decisiva. Es imprescindible porque la alternativa a que no esté yo es que esté [el candidato de Vox, Javier] Ortega Smith. Y es imposible gobernar con él, nos ha paralizado los presupuestos una y otra vez, las normas urbanísticas, porque tiene una personalidad muy difícil. Tengo claro que [el presidente del Gobierno, Pedro] Sánchez necesita que el PP gobierne con Ortega Smith para, cuando llegue diciembre, él tener totalmente amortizados a sus socios y al PP con gente que está dando la nota.

—Por repetir la pregunta a la inversa, ¿cree que su equipo se ha sentido traicionado por usted?

—¿Por?

—Por su coqueteo para integrarse en las filas del PP.

—Primero, eso no es verdad, yo me encargué de desmentirlo, [el presidente del PP, Alberto Núñez] Feijóo también se encargó de desmentirlo. Las hipótesis son hipótesis. Yo me he reunido con el PP, pero me he reunido con otros partidos, porque forma parte de mi trabajo. Si en este país los políticos hablásemos mucho más, igual solucionábamos muchos más problemas. Y si ese fuese el problema, [los concejales de CS] no se hubiesen ido al PP, ¿no cree? No creo que vayan por ahí los tiros, pero, insisto, para mí es un asunto zanjado. Tengo la suerte de que los concejales más importantes de CS están conmigo: Mariano Fuentes (delegado del Área de Desarrollo Urbano), Silvia Saavedra (Coordinación Territorial, Transparencia y Participación Ciudadana), Santiago Saura (Internacionalización y Cooperación; el edil cierra simbólicamente la lista) y Miguel Ángel Redondo (Economía y Empleo).

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—Hablaba de la imposibilidad de negociar con Ortega Smith, ¿y con José Luis Martínez-Almeida? ¿Reeditaría el pacto con el PP tras el 28M?

—Estoy convencida de que si le preguntas a Almeida con quién prefiere gobernar, conmigo o con Ortega Smith, lo tiene claro también. Eso es tan relevante para Madrid porque, aparte de los zascas, aparte de acosar manteros, que tengo amigos de Vox que se sienten profundamente avergonzados, que fue intolerable y miserable... aparte tienes que gobernar una ciudad. No hay nada que propulse más a Sánchez que la capital esté expuesta a estos numeritos de circo a los que nos tiene tan acostumbrados Ortega Smith.

—Algunas encuestas conceden a CS hasta 4 concejales. A la hora de pactar, ¿repetir como vicealcaldesa sería una exigencia?

—Por supuesto. Y no solo eso, sino que mis concejales llevasen las áreas que han llevado. Pero a mí siempre me parece un error hacerse los repartos, más que de hablar de sillas, yo hablaría de continuar proyectos.

—El alquiler se ha disparado más de un 10%, los jóvenes tardan más en emanciparse, miles se mudan a otros municipios... ¿Cuál es su propuesta estrella en materia de vivienda?

—Esto es un problema que afecta a todas las ciudades del mundo. Como en Madrid hemos hecho nuestros deberes, [el alquiler] está subiendo la mitad de lo que está subiendo, por ejemplo, en Barcelona, donde una normativa profundamente intervencionista ha frenado en seco el 48% de las construcciones. Nosotros llevamos cuatro años aumentando la oferta: el desbloqueo de la zona norte va a suponer 10.500 viviendas; en los desarrollos del sureste, 55.000 viviendas. El problema que tienen los jóvenes es que no pueden ahorrar para dar la entrada, pues vamos a avalarles ese 20% de la entrada para que puedan acceder a una vivienda. Hemos hecho nuestros cálculos: son unos 5.000 beneficiarios al año, con un coste de 30 millones de euros.

—Su foco son los nuevos barrios, como El Cañaveral, donde los equipamientos y servicios tardan mucho en llegar. ¿Qué solución proponen?

—Crearemos una nueva oficina de los nuevos desarrollos. La desigualdad, muchas veces, aparte de desigualdad de renta, es desigualdad en el acceso a los servicios públicos: a un polideportivo, una escuela infantil, un colegio, un instituto. La mayor parte de dotaciones que les faltan son colegios e institutos, por eso una de las cosas que proponemos es Madrid Distrito Capital, que es lo que están haciendo muchas ciudades del mundo. Las grandes ciudades necesitan más competencias, lo reconoce nuestra Ley de Haciendas Locales, para poder cubrir nuestras necesidades.

—La gran bandera económica del PP es la rebaja fiscal. ¿Para los liberales?

—Siempre ha sido la rebaja de impuestos, con el añadido de que cuando nosotros gobernamos los bajamos. El IBI (Impuesto de Bienes Inmuebles) lo bajaremos al mínimo, al 0,4%, y la plusvalía municipal mortis causa ante parientes la vamos a bonificar al 95%. Esto es el impuesto de sucesiones municipal, un supuesto injusto, que llega a ser confiscatorio, y no lo bonificamos al 100% porque la normativa estatal no lo permite.

—Hace poco participó en un acto LGTBI, ¿qué le falta a Madrid para que cualquiera pueda besarse con quien quiera?

—No le falta nada. Lo que nos hace falta es darnos cuenta. Por supuesto, hay casos todavía de intimidación, de agresión, de intolerancia, pero Madrid es una de las ciudades más libres del mundo y quien quiera victimizarse con lo contrario no tiene razón. Lo que tenemos es que ser muy conscientes de que en los derechos se puede retroceder. Escuché en la comisión de sanidad del Congreso de los Diputados a una diputada de Vox que cuestionaba la fecundación in vitro. Yo propongo la libertad económica, pero también la libertad civil y social. Por ejemplo, defiendo la eutanasia, eso no quiere decir que yo la practicaría, sino que defiendo que la gente pueda decidir sobre su propia vida.

—Si es vicealcaldesa, ¿la bandera arcoíris ondearía en Cibeles?

—Sí, yo siempre lo he dicho. No es una cuestión de partidos.

—¿Qué opina del caso Ana Obregón?

—Lo que opino es que yo soy madre. Y no creo que sea nadie para juzgar a otra madre ni el dolor inmenso que ha podido tener. Es verdad que nosotros defendemos la gestación subrogada altruista, sé que es una minoría de casos, pero si existen esos casos creo que conviene regularlos. A las mujeres se nos tiene que respetar.

—¿Es una «mala mujer»?

—Sí, según la izquierda soy malísima, porque me pongo tacones, por tanto, soy víctima del heteropatriarcado, porque visto de una manera determinada. Hemos pasado de ser malas mujeres por no tener la comida a tiempo para nuestros maridos, por no tener la ropa perfectamente planchada, porque tu hijo no vaya perfecto al colegio..., y ahora somos malas mujeres simplemente las que no seguimos el código de conducta de la izquierda. Sí me considero una mala mujer y estoy muy orgullosa de ello.

—Liberalismo en la gestación subrogada, el feminismo... ¿la prostitución?

—Yo defiendo que acabemos con la hipocresía en este país: por si alguien no lo sabe, hay prostitutas y hay gente que utiliza sus servicios. Sí que creo que la mayor parte de ellas son explotadas, pero por una mujer que lo haga libremente, y las hay, tiene derecho a estar protegida, a tener vigilancia en la salud porque es una profesión de riesgo, a tener seguridad, desempleo, jubilación; a ser una más. Hay que crear espacios donde se pueda ejercer de forma segura para que no tengan que estar en la calle, porque en ocasiones producen problemas vecinales.

—El proyecto de CS ha vivido altibajos, y usted misma pidió libertad en los municipios a la hora de concurrir a las urnas, ¿cree que el liberalismo y el centrismo seguirán teniendo unas siglas?

—Yo no sé si siempre se va a llamar Ciudadanos, pero siempre va a tener un espacio. Siempre va a haber gente como yo, que esté buscando un proyecto político que no sea agresivo, que sea capaz de entenderse, tender puentes. Ahora mismo la política en España está muy polarizada y creo que la culpa la tiene Sánchez por habernos traicionado a todos los españoles. Soy de la generación de Irene Villa y cuando le vi pactando con Bildu... a mucha gente se nos removieron muchas cosas el día que vimos eso.

—Si echamos la vista atrás, ¿qué errores ha cometido CS?

—Pues muchos, como muchos partidos. Pero a nosotros nos pasa más factura porque no tenemos un voto pata negra; hay gente que va nacer, crecer, reproducirse y morir votando al bipartidismo, y el 100% de nuestros votantes tienen espíritu crítico. Pero seguimos siendo el único partido que no tiene un solo caso de corrupción.

—¿Y qué errores ha cometido Begoña?

—Me imagino que muchos, pero estoy en campaña electoral, me voy a deshacer de todos esos pesos.

—¿La veremos algún día en el PP?

—Eso ha circulado muchas veces y, ¿yo dónde estoy? En CS, y en el momento más difícil, con lo cual, yo creo que eso responde. Tengo la suerte de tener una profesión fuera, pero tengo que reconocer que me encanta ser vicealcaldesa. He pensado muchas cosas en mi vida, pero si algo tengo claro son mis principios: soy una liberal firme, diría que patriota. He renunciado a ser la portavoz de mi partido, incluso a aspirar al liderazgo de mi partido, porque tengo muy claro que me votaron para que hiciese lo que estoy haciendo.