Vuelta al mundo con un avión ligero hecho en su garaje

Michel Gordillo, residente en Madrid, aterrizó ayer en Cuatro Vientos tras culminar la primera etapa de su reto

El comandante Miguel Ángel Gordillo, el lunes, a la llegada del vuelo RV8 a Cuatro Vientos efe

TATIANA G. RIVAS

Compró su casa de Campo Real (Madrid) por una razón: las dimensiones de su garaje. Ahí le tenía que caber su avión. En piezas. Durante diez años, Michel Gordillo, nacionalizado español, pero camerunés de cuna y madrileño de adopción, fue juntando una a una hasta dar vida a su RV8 con autonomía extendida –26 horas, casi el doble del modelo original– en los 90 metros cuadrados de aparcamiento. Tenía un sueño: dar la vuelta al mundo con un avión de menos de 1.500 kilos que sobrevolara los polos. Ayer cumplió parte del desafío. Aterrizó en el aeródromo de Cuatro Vientos después de convertirse en el primer piloto en recorrer el Polo Norte con este aparato. «Estoy aturdido, cansado. Se va acumulando el desgaste, pero estoy muy contento», manifestó a ABC.

Gordillo estuvo una década fabricando su RV8 en su garaje de Campo Real, donde reside ABC

La primera etapa ahora culminada, con una duración de sesenta y seis días, la ha recorrido con solo dos pantalones, dos camisas, tres mudas y un equipo polar. Partió desde Madrid a la isla de Resolution, en Canadá, y desde allí atravesó el gélido Polo. Ha llegado a soportar 29 grados bajo cero dentro del monoplaza y prácticamente se ha pasado los últimos 20 días en el aire. El momento más crítico fue cuando perdió la señal de navegación. Su guía fue el sol. En octubre iniciará la segunda parte de esta proeza en la Antártida. Llevarlo hasta allí, con esas condiciones extremas, cuesta 115.000 euros.

Un experimento

Gordillo, casado y padre de cinco hijos, es un aviador retirado, pero de dilata experiencia en la aeronáutica civil y la militar. Acumula más de 12.000 horas de vuelo . «Mis hijos están encantados, pero a mi pareja siempre le queda el miedo. Sé que yo sobreviviría ante cualquier adversidad, pero la máquina es una máquina y puede fallar», reseña.

Es la tercera vuelta al mundo que emprende este aeronáutico de 60 años. La primera la terminó en 1998 y la segunda en 2001. Fue el primero en volar con un ultraligero en el trayecto Madrid-Wisconsin (EE.UU.) en dirección hacia el este, en una ruta de casi 30.000 kilómetros. Entonces, el único objetivo que perseguía era ver mundo, pero en esta ocasión logró convertirlo en un experimento científico que no dudó en arropar la Universidad de Granada. Recibe el nombre de Sky Polaris .

Mientras él vuela entre 200 y 5.000 metros de altura, un aparato incorporado en el RV8 que recibe el nombre de aetalómetro se encarga de estudiar el tamaño de las partículas contaminantes con una sonda. Permite hacer un estudio del carbón negro en zonas remotas para profundizar en las causas del calentamiento global. A la par, Gordillo explora el planeta:«Descubro un mundo de un modo espectacular».

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