Guerra entre clanes
La viuda de «Luisito» niega urdir el crimen de su padre y convencer a su suegros para vengar una ofensa
Declara que huyeron a Gerona cuando su marido salió de permiso carcelario para que se recuperara de su drogadicción

No urdió el crimen de su padre, Juan Fernández San Segundo, de 65 años, para vengar la ofensa que este cometió: ir a su casa y recriminarle que le era infiel a su marido, Luis Romero Durán, conocido como «Luisito», que estaba en prisión. No le involucró en el asunto ni tampoco a sus suegros, sin embargo, todos juntos huyeron a San Feliú de Guixols (Gerona) aprovechando un permiso penitenciario de «Luisito» para que se curara de su drogadicción la víspera del crimen: el 28 de septiembre de 2015. Así lo habían planeado. A este le quedaba apenas mes y medio para cumplir la condena de robo con violencia y todos eran conscientes del riesgo que conllevaba su fuga. No obstante, ha insistido en que el día del homicidio, 29, estaban ya en la localidad gerundense.
Esa ha sido la línea argumental de la declaración de hoy en la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Madrid de Yolanda Fernández, acusada por el Ministerio Fiscal de los delitos de asesinato, tenencia ilícita de armas y quebrantamiento de condena para los que solicita una pena de 19 años y seis meses de prisión. Igual que sus suegros,procesados en la causa, Rafael Romero y María Yolanda Durán para quienes se pide la misma pena. «Luisito», considerado el autor material de los disparos de Juan Fernández, que tuvo que sacar medio cuerpo fuera del coche -un Opel Astra, supuestamente conducido por su padre- para alcanzarle, fue asesinado el pasado 6 de abril en Chamberí, cuando salían del despacho de su abogado. Los autores, los hermanos de Yolanda, según denunció ella misma tras los hechos y ha repetido hoy en sede judicial. «No voy a contestar a las preguntas de la acusación particular (ejercida por ellos, Javier y Guillermo) porque son los asesinos de mi marido». De este modo, estos (en busca y captura) habrían vengado el crimen de su padre.
La guerra abierta y las sucesivas batallas entre los dos clanes de mercheros, los F ernández y los Romero , se ha cobrado ya tres vidas, ya que hay que añadir la del tío de «Luisito», «Lele», el supuesto amante de Yolanda, ocurrida el 8 de septiembre de 2016. Así lo ha expuesto el Fiscal ante el tribunal del jurado. Ha expresado que hay que tener en cuenta cómo resuelven los mercheros sus asuntos de honor: «Tienen sus propias reglas y están exigen pagarlas con sangre».
Para el representante del Ministerio Público aunque no haya testigos del tiroteo, hay muchos indicios que apuntan a la autoría. Entre ellos la huída a San Feliú para evitar represalias, la falsificación de la documentación de toda la familia, menores incluidos , las conversaciones telefónicas tramando el plan y el vehículo desde el que se tiroteó a la víctima, el Opel Astra, que estaba a nombre del vendedor, pero que tenía el seguro estaba a nombre de Yolanda. De hecho, su suegro fue identificado en un control cuando conducía ese coche, aunque hoy lo ha negado.
«Me enteré de la muerte de mi padre porque me llamó una hermana. No fui al entierro ni al funeral . Estaba en shock. Mi marido se había fugado de la cárcel y no llamé a mi madre ni a nadie de mi familia. Me dijeron que ellos contactarían conmigo», ha declarado Yolanda, quien ha insistido en que no se llevaba mal con sus padres.
Contradicciones
«Esto es una pesadilla. Soy inocente y mi hijo también lo era», ha proclamado Rafael Romero, padre de «Luisito». Ha intendo esquivar y justificar las preguntas del fiscal cuando le ha interpelado por unas conversaciones teléfonicas en las que decía: « Estoy amargado; harto de estar encerrado », en alusión a la fuga de toda la familia tras el crimen. «Era porque estaba cuidando a mi hijo que estaba empastillado, faltal por las drogas», un extremo que ha negado la acusación particular.
Ha reconocido que adquirió las dos armas de fuego que hallaron en el piso de San Feliú « como autodefensa , ya que vivíamos en una zona conflictiva, con prostitución y demás» y no por miedo a los Fernández y que no sabía usarlas. Y, respecto al Opel, «no sé nada».
Por último, la madre de «Luisito», que ha sollozado cada vez que su letrado le citaba, ha dicho: « Una madre nunca permitiría acordar la muerte de nadie». Y ha negado que en una conversación telefónica una hija le reprochara «que les hubiera dejado a todos en peligro de muerte por Luis», así como que este comentase que no quería ir a Madrid «para no estar todo el tiempo mirando a todos los lados para proteger a sus hijos».
La acusación eleva la pena de Yolanda a 25 años , ya que la considera autora del asesinato por inducción y le añade la agravante de parentesco. A su marido fallecido le considera autor material y a sus padres cooperadores necesarios , por lo que pide 17 años para cada uno y la prohibición de acercarse a menos de mil metros a los Fernández durante el tiempo de la condena. La defensa pide la absolución.
Noticias relacionadas