Dos violines de leyenda en el Auditorio Nacional

Un Guadagnini de 1749 y un Stradivarius de 1713 sonarán en manos de Mario Hossen y Joshua Bell los martes 19 y 26 de octubre

Mario Hossen, con el Guadagnini de 1749 prestado por el Banco Nacional de Austria ABC

Nacho Serrano

Los próximos martes 19 y 26 de este octubre, en el   Auditorio Nacional de Música de Madrid van a sonar dos violines que son auténticas obras de arte, de enorme valor histórico. El primero, hoy a las 19.30h, será un Guadagnini de 1749 prestado por el Banco Nacional de Austria , que sonará afinado conforme a las exigencias del compositor italiano, en un semitono superior (en una calibración del instrumento que se llama scordatura) para transformar su sonido incrementando la intensidad y 'alzar' más la voz del violín en relación a la orquesta. Estará en manos del violinista y director de orquesta Mario Hossen, que estrenará en España el concierto número 1 de Paganini para violín y orquesta con versión original , acompañado por la London Philharmonic Orchestra .

La intensa investigación por parte de Hossen permitirá disfrutar del hasta ahora 'método oculto de Paganini' en lo que promete ser uno de los acontecimientos musicales del otoño. Hossen ha grabado la obra completa de Paganini para violín solo, de quien lleva más de una década estudiando su 'método oculto', que supone «una indagación en la digitación nunca revelada del compositor italiano, la posición de la mano izquierda, los ejercicios cortos en forma de variación en casi todas las escalas principales, además de la exigencia extrema a la hora de interpretar las obras del creador de Génova en su versión original».

En la segunda parte del concierto, el escenario del Auditorio Nacional será testigo, además, de la interpretación de la afamada agrupación británica de una Suite especial del 'Lago de los Cisnes' de Tchaikovsky . Se trata de una selección no convencional, donde se podrán disfrutar de un lado las melodías favoritas del público, pero también así como de la apertura y el final en su versión original, tal y como puede escucharse en el ballet.

Mario Hossen comenzó a tocar el violín en Bulgaria, debutando como solista con orquesta a los ocho años . Su trabajo con destacados intérpretes y pedagogos musicales como Frischenschlager (Viena), Gerard Poulet (París) le dio un importante impulso a su carrera musical, y ahora es un solista de renombre internacional que ha actuado con orquestas como la English Chamber Orchestra, Bruckner Orchestra Linz, Royal Philharmonic Orchestra, Nord West Deutsche Rundfunk, Tchaikovsky Symphony Orchestra, Orchestra da Camera de La Scala di Milano, Sofia Radio Symphony Orchestra, Capella Istropolitana, Charlotte Philharmonic Orchestra, Orquesta Sinfonica del Estado de México, Orquesta Sinfónica de Radio de Praga, Orquesta Sinfónica Presidencial de Ankara, Orquesta Filarmónica de Sofía, Filarmónica del Báltico o Filarmónica de Budapest.

Un instrumento con historia de novela negra

El próximo martes, a la misma hora y el mismo lugar,   Joshua Bell hará sonar un Huberman Stradivarius de 1713 , protagonista de una extraña historia de robos, disfraces y secretos confesados en el lecho de muerte. El violín pertenecía al virtuoso polaco Bronislaw Huberman (de quien recibe su nombre) pero le fue robado un triste 28 de febrero de 1936 , y el músico falleció once años más tarde sin haber podido recuperarlo. Mientras tanto, en Nueva York, un mediocre violinista llamado Julian Altman sobrevivía como integrante de la sección de cuerda de algunas orquestas locales llevando siempre bajo el brazo su violín, siempre cubierto de una capa de grasa oscura que olía a betún de zapatos. En 1985 Altman cayó gravemente enfermo y en el lecho de muerte, confesó el robo a su esposa por presiones de su madre, quien estaba convencida de que su hijo no había conseguido triunfar en la música por no tener un violín a la altura de su talento. Tras algunos líos con la aseguradora, Joshua Bell consiguió reunir a tiempo el dinero suficiente para comprarlo, y ahora se estima que su valor es de unos cuatro millones de dólares .

Joshua Bell y su Stradivarius de 1713 Chris Lee

Considerado por muchos como el mejor violinista del mundo, el estadounidense Joshua Bell inaugurará la nueva temporada de música clásica de Ibermúsica. Lo hará interpretando la emotiva Fantasía escocesa para violín y orquesta en Mi bemol Mayor, op.46 de Max Bruch , una obra que domina con maestría, acompañado por la NDR de la Filarmónica del Elba bajo la dirección de Alan Gilbert, director titular de la agrupación. En la segunda parte del programa la formación alemana ofrecerá la 'Romántica' de Anton Bruckner, Cuarta Sinfonía de uno de los compositores predilectos de Alan Gilbert.

Este concierto supone el regreso de Ibermúsica , que después de una breve temporada 2019-20 en la que covid redujo su programación a menos de la mitad más unos pocos conciertos extraordinarios antes del verano de 2021, reanuda por fin con toda potencia esta nueva temporada 2021-22. Esta temporada Ibermúsica seguirá apostando por las mejores orquestas de todo el mundo en una temporada que supone un reto pero en la que más que nunca, con nombres al más alto nivel internacional: la Orquesta Sinfónica de la Radio de Berlín, la Filarmónica de San Petersburgo, la Staatskapelle Berlín, la Orquesta Sinfónica de Radio Viena, la Philharmonia Orchestra, la Filarmónica della Scala, la Orchestre de la Suisse Romande o la Orquesta di Santa Cecilia de Roma. Serán dirigidas por las batutas más sobresalientes como Daniel Barenboim, Marin Alsop, Riccardo Chailly, Alan Gilbert, Gustavo Gimeno, Vladimir Jurowski, Jonathan Nott, Sir Antonio Pappano, Vladimir Spivakov, y Yuri Temirkanov.

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