Tribunales
Las víctimas de Noelia de Mingo: «Debe seguir un doble control por el bien de todos»
Exigen, al igual que los expertos, garantías para su puesta en libertad con el fin de que no vuelva a repetir el baño de sangre que causó
Quién es Noelia de Mingo
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« Todos hemos perdido , nuestros familiares, la vida; pero ella también lo ha hecho. Ahora solo podemos exigir que si sale a la calle esté en perfectas condiciones y que sea sometida a cuantas más medidas de seguridad, mejor. No por estar en contra de ella, sino por su bien y por el de toda la sociedad». Así lo manifestó Luis Vallés. Se refiere a Noelia de Mingo , la doctora que acuchilló mortalmente en un brote de esquizofrenia paranoide a su padre, Félix, de 76 años, cuando fue a la Clínica de la Concepción a visitar a su madre. También asesinó a la paciente Jacinta Gómez, de 77, y a la médico Leila El Ouamari, de 27.
La opinión de Luis Vallés coincide con la de los expertos consultados por este diario. «Padece una enfermedad incurable y todos los medios son pocos para evitar recaídas», indicó. «Una muerte nunca se supera y menos en estas circunstancias. Al sentimiento de pérdida se une el de injusticia y el de la pregunta de por qué nadie hizo nada evitar el resultado final. Queremos garantías y preferimos que se la someta a dos supervisiones en lugar de a una y que se verifique al cien por cien que sigue todos los protocolos».
El hijo de Félix, como todos los afectados, está a la espera de la resolución de la Audiencia Provincial , en base a los informes favorables, para el cese de la medida de internamiento en el penal psiquiátrico de Foncalent (Alicante) por la de tratamiento ambulatorio.
Desconfianza
El último examen fue el de la Clínica Médico Forense de Plaza de Castilla, adelantado por ABC. Antes, el tribunal que la juzgó tendrá que decidir si se celebra la vistilla para ratificar la última evaluación, tal y como solicitó en su día la acusación popular ejercida por Carlos Sardinero del Defensor del Paciente, contraria a su libertad.
«No me parece bien que su madre supervise su tratamiento; deben hacerlo profesionales externos», recalca Javier Urra
Por su parte, el forense José Cabrera aseveró: «Las pastillas han pasado a la historia. Con los inyectables el control es fácil y si no acude a la cita, se llama a la Policía».
Javier Huertas, el hijo de Jacinta, no se fía. «Hay órdenes de alejamiento y se sigue matando. Yo solo sé que mi madre está bajo tierra por culpa de una enfermedad que no tiene cura».
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