Música experimental

Valdemingómez abre franquicia en Madrid

Suso Saiz y Christian Fennesz reciclan el sonido del vertedero en el Conde-Duque

Suso Saiz y Christian Fennesz, el pasado domingo en Madrid Gema Morenas
Jesús Lillo

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Entre los hallazgos de la nueva época que el anterior equipo municipal abrió en el Centro Conde Duque se encuentra el muro del siglo XVIII que Suso Saiz rehabilito como sala de proyecciones sonoras la pasada primavera. Por allí pasó Francisco López con «Sin título #370» y en el mismo hueco de escalera se puede escuchar ahora «Vertidos y mutaciones», una «reflexión –señala el compositor gaditano– en torno al reciclaje y a la capacidad de la imaginación para la transformación social». El trabajo de campo realizado por Saiz en el Parque Tecnológico de Valdemingómez , donde a diario se vierten las más de 4.000 toneladas de basura que genera Madrid, es la base de la pieza que hasta el próximo 10 de noviembre –jornada electoral, soberbio acto de reciclaje político en contenedor transparente– resuena entre las escaleras y las bóvedas de la trasera del Conde Duque .

La transformación de la basura es el argumento de una obra que extrae del ruido de la planta de Valdemingómez una melodía urbana, contrahecha y reproducida en bucle en el subterráneo del cuartel madrileño. Todo termina para que todo empiece, como esa relecutura de «Inducing the Pleasure Dreams» que un cuarto de siglo después de su primera formulación Saiz acaba de editar junto a Justo Bagüeste . Para el estreno de «Vertidos y mutaciones», el fundador de la Orquesta de las Nubes se hizo acompañar de otro maestro de la experimentación y la improvisación, Christian Fennesz.

Fennesz, que este martes imparte una clase magistral en Conde Duque, acompañada de un concierto en su auditorio, se metió el pasado domingo en la planta de tratamiento de residuos sonoros de Suso Saiz. Agarrado a su Fender, instrumento cuyas posibilidades ha multiplicado de forma exponencial hasta convertirse en uno de los más revolucionarios guitarristas eléctricos de nuestro tiempo, el autor de «Black Sea» ralentizó el trasteo de las cuerdas y filtró su sonido por el ordenador para añadir a la obra de Saiz un fondo, oscuro, por grave, y espeso, por quieto, que le dio cierta solemnidad a la mezcla. Contra la trituradora de basura y sonidos de Saiz, calma de largo metraje. Este martes, Fennesz recicla sus propias notas.

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