La trinchera okupa de Vallecas: «Esto es un desastre, entran y lo destrozan absolutamente todo»
Usurpadores e inquilinos legales conviven desde hace años en un bloque de viviendas sociales del Ensanche de Vallecas
Hace trece meses, Sebastián «dio la patada» para instalarse con su familia en una vivienda vacía. Hace tan solo unos días, recibió una carta que le urgía a presentarse en los juzgados el próximo 5 de noviembre por un delito de usurpación . «No pienso ir. Cuando me tiren de aquí me voy a meter en otra casa», declara, sin titubeos, tras unas rejas oxidadas que él mismo ha colocado en la ventana. Sebastián reside en uno de los 24 pisos okupados de un bloque de alrededor de 200 viviendas sociales en la calle del Embalse de El Vellón. Una zona del Ensanche de Vallecas que acostumbra a estar en el ojo del huracán por los problemas de convivencia entre inquilinos legales y okupas .
En el patio de la urbanización, varios gritos daban ayer la «bienvenida» a los visitantes indeseados. «Esto es un desastre , siempre entran, hasta en los ascensores, y lo destrozan absolutamente todo», aseguraba, ajeno al revuelo, Hernán Zamora, un octogenario colombiano que desde hace nueve años paga 400 euros a la Agencia de Vivienda Social (AVS) para residir con su mujer y sus dos hijos en el edificio. «No quiero meterme en rollos, son unos maleducados. Hace menos de un año que me han mandado aquí y estoy deseando irme», decía apresuradamente una mujer, otra adjudicataria del parque de viviendas públicas de la Comunidad de Madrid. «No hay palabras para solucionar esto», comentaba una joven, que rechazaba hacer más declaraciones bajo las miradas hostiles de algunos residentes.
La necesidad es la otra cara de la moneda, en un bloque que es espejo de un problema complejo y enquistado desde hace años. «Si hay casas cerradas y hay gente que las necesita, pues se meten. Aquí no hay trapicheos como en otros lados», afirmaba Aquilino Hernández, de 64 años, que aseguraba pagar religiosamente sus facturas mientras mostraba los desperfectos de las zonas comunes , otro foco de las quejas vecinales. Portales sin luz, interruptores arrancados, goteras y tuberías rotas adornan los recovecos del bloque. «Antes, los marroquíes arreglaban las cosas y pagábamos entre todos», recuerda Hernández la época en que la comunidad se autogestionaba.
Desde junio, sin embargo, los inquilinos legales han contratado a un administrador para solventar el deterioro. Y la okupación no es lo que era. « Hace cinco años había 70 viviendas okupadas, hoy son 24 , la mayoría, reokupaciones», explica a ABC el director del área social de la AVC, Eugenio González, sobre el bloque vallecano. Aunque a marchas forzadas, hay luz al final del túnel.
Noticias relacionadas