Tráfico de drogas, atracos y ‘multas’: así se financia la Klika, la nueva banda latina

La Policía desarticula al núcleo de este grupo criminal, asentado en Alcalá

Uno de los detenidos en Alcalá de Henares

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Una ‘clica’ es, en el argot de las maras salvadoreñas, una facción o grupo dentro de estas organizaciones criminales. Al estilo de los ‘coros’ o ‘capítulos’ de las bandas latinas asentadas desde hace ya dos décadas en España. En algunas ocasiones, es sinónimo también de un pacto de no agresión entre esas pandillas. Y, en el caso de la última organización criminal conocida, es el nombre que le han dado sus integrantes.

La Klika, que estaba en el punto de mira de la comisaría de Alcalá de Henares, está formada por alrededor de una decena de jóvenes, mayores y menores de edad. Su núcleo principal, de ocho personas, ha sido desarticulado en dos fases, aunque se encuentran de nuevo en la calle. Esta organización cumple varios de los requisitos que marca la legislación para considerarse una organización criminal, como las cinco principales: jerarquía, estructura con reparto de funciones, fines delictivos y perdurabilidad en el tiempo.

De hecho, su método principal de financiación son los robos con violencia e intimidación (atracos), amén del tráfico de drogas o las sanciones impuestas a los integrantes que no llegan a ‘recaudar’ en sus golpes un mínimo de euros.

La investigación comenzó a primeros de octubre.El día 6, a las 19.20 horas, un grupo de cuatro jóvenes, de entre 20 y 17 años, entró en un establecimiento de conveniencia regentado por chinos en la avenida de la Virgen del Val con la calle de López de Figueroa de Alcalá. Cargaban una mochila y portaban un arma de fuego (que realmente resultó que era de ‘airsoft’), con la que amenazaron al tendero: «¡El dinero, a la mochila!» , le gritaron, encañonándole. Se llevaron 200 euros en la bolsa de deportes.

Salieron a la carrera y se metieron en otro establecimiento similar, en la calle de Juan de Soto. La descripción de uno de los delincuentes ya había llegado a la malla policial, y los agentes escucharon un fuerte ruido y cristales rotos: eran los pandilleros saliendo de esa segunda tienda, cuyos vidrios de la puerta habían destrozado. Fueron inmediatamente detenidos en el lugar. El arma estaba escondida debajo de un coche, donde la habían arrojado al verse acorralados.

«Darse una vuelta»

Tras pasar a disposición judicial los dos mayores y a la Fiscalía de Menores los otros, quedaron en libertad. Pero los funcionarios sabían que aquellos cuatro podían ser la punta del iceberg.Que eran miembros de un grupo mayor, los ‘soldados’ a los que un líder mandaba a «darse una vuelta»: así es, de hecho, como esta banda denominaba salir a robar. «La intención era, con el montante de esos botines, comprar sustancias estupefacientes para luego trapichear con ellas », precisan fuentes policiales.

De hecho, el líder, que fue arrestado junto a otros tres individuos los días 11 y 12 de mayo , ordenaba a sus súbditos que debían volver en un espacio concreto de tiempo con una cantidad de dinero.Si no lo hacían, tomaba represalias contra ellos, entre las que figuraba poner de su bolsillo la cantidad que no habían conseguido robar; asimismo, daba ‘recompensas’ a los que cumplían sus objetivos. Además, los componentes de la banda eran aleccionados sobre el uso de armas y cómo perpetrar los delitos.

Fuentes del caso precisan que, sin pertenecer a los Trinitarios , los de la Klika sí tienen vínculos con ellos. Siete de los ocho arrestados tienen DNI español, aunque son de origen latino.

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