Así trabajaba el «ejército» albanokosovar de Sami Dogani

Los butroneros, afincados en Madrid, eran de los más activos de España. Ya están en prisión

Material incautado a la banda ABC

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Se trataba de una de las bandas del Este más activa del país. Radicado en Madrid, el serbio Sami Dogani, de 54 años, había reclutado a su propio «ejército» de butroneros en los barrios y se había convertido en uno de los que más se movían por el territorio nacional. Sus seis integrantes han caído y se encuentran en prisión, acusados de al menos una veintena de robos en las provincias de Pontevedra, Toledo, Badajoz, Lleida y Ciudad Real , informaron a ABC fuentes de la investigación. Es una organización criminal itinerante, con una gran facilidad para moverse por media España, sobre todo hacia provincias que tienen menos seguridad.

El Grupo de Delincuencia Organizada de la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid, Policía Judicial de la de Pontevedra y el ECO de Galicia desmantelaron el día 9 a este clan. Se dedicaban, sobre todo, a asaltar naves industriales. Los agentes han practicado registros en los barrios de Tetuán y Pastrana (Chamartín), en la calle de Antonio López (Usera) y en General Ricardos (Carabanchel), así como otro en Torrejón de Ardoz . El cabecilla es el de mayor edad y el más joven tiene 36 años. Son albanokosovares y serbios.

La operación Sangal arrancó en enero. Un repunte en este tipo de ilícitos en la zona de Pontevedra fue la piedra de toque: trece robos en Cerdedo-Cotobade, La Estrada, Forcarei, Gondomar, Mos, Pazos de Borbén, Vilanova de Arousa, Cuntis y Ponteareas.

La Guardia Civil analizó las pistas, vestigios y grabaciones en las que se veía a los sospechosos, y pronto les puso identidad, al tratarse de individuos que contaban con numerosos antecedentes policiales. La banda realizaba desplazamientos de más de 600 kilómetros para reventar las cajas fuertes y lo que hubiera de valor en esos negocios, para luego regresar a Madrid.

Este «ejército»utilizaba los métodos más sofisticados, estudiando previamente las medidas de seguridad de las empresas, cuyos sistemas de alarmas y de seguridad inutilizaban; también permanecían las horas que hicieran falta agazapados en sus coches realizando vigilancias a sus objetivos.

Luego, destrozaban las cámaras acorazadas con radiales, taladros picadores, hachas, mazas, patas de cabra... Y vuelta a casa esa misma noche, para colocar el género o esconderlo, dependiendo del botín, en el menor tiempo posible. Se ha recuperado parte del material sustraído, así como los dos vehículos que utilizaban Sami Dogani y sus hombres. Además de los robos, les imputan por blanqueo y falsedad .

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