La tienda de los abanicos que lucieron Doña Letizia y Lady Di en sus bodas reales

Casa de Diego lleva dos siglos fabricando y vendiendo los mejores paraguas y abanicos artesanales de España. Venden a todas las casas reales y reciben encargos para muchas películas

Casa de Diego se ha hecho famoso por la variedad y la calidad de sus paraguas y abanicos BELÉN RODRIGO

BELÉN RODRIGO

«En este negocio dependemos siempre del tiempo, cuando llueve o hace mucho calor, vendemos más paraguas y abanicos», comienza por contar Javier Llerandi de Inchaurza, responsable, junto a su hermano Arturo, de la legendaria tienda Casa de Diego . Y aunque las condiciones meteorológicas en la capital de España no siempre acompañan los intereses de esta tienda lo cierto es que con el paso de los años se han ganado su buena fama y son proveedores de las casas reales de todo el mundo.

Todo comenzó a comienzos del siglo XIX con Fernando de Torre con un primer establecimiento situado en la calle del Carmen. Por aquel entonces, « el paraguas era un artículo de lujo y los clientes eran aquellos que pasaban por la tienda camino del Palacio Real», relata Javier. Al morir el fundador sin descendencia hereda la tienda un sobrino, Manuel de Diego de Torre , hijo de una hermana, quien en 1858 se instala en la Puerta del Sol . Igualmente sin descendencia, el negocio queda en manos de otro sobrino, Don Arturo Llerandi de Diego , y a partir de él la tienda pasa a llamarse Casa de Diego. A Don Arturo le tocó vivir la Guerra Civil, época en la que se destruyó el local por causa de una bomba que cayó en el 37 y se mantuvo cerrada durante un tiempo. «Mi abuelo lo reconstruyó vendiendo algunas joyas que tenía. Hoy es un espacio con estilo isabelino, el de su origen, y elementos modernistas y de art-decó». Ampliaron las instalaciones con una nueva fábrica y tienda en la popular calle de Mesonero Romanos N°4, donde hoy se fabrican todos los paraguas y bastones.

Javier empezó a los 18 en el negocio en el que ha trabajado mano a mano con su abuelo, su padre, también llamado Arturo, y su hermano. A lo largo de las varias generaciones que se han hecho cargo de la tienda se ha optado por contar con los familiares directos «porque en este tipo de negocios familiares hay que tener mucho cuidado y evitar problemas con la familia política». Con el paso de los años no han perdido la buena costumbre de ofrecer un trato muy personalizado a sus clientes .

Uno de los modelos de paraguas de flores de Casa de Diego B.Rodrigo

Desde el comienzo la tienda apostó por fabricar productos de calidad, españoles , «y sigue siendo así excepto en las piezas que ya no fabrican en nuestro país». Si hablamos de paraguas en esta casa se encuentran modelos desde los 12 euros hasta los 500 euros y son de los que no se rompen con la lluvia y el viento. Tienen sobre todo modelos clásicos pero se van adaptando a los pedidos de sus clientes. Los que ahora están muy de moda son los transparentes , «sobre todo para los presentadores de televisión porque así no les tapa la cara aunque la primera vez que se usó fue en los años 50, un pedido de la Reina de Inglaterra ». Entre las novedades están los de estilo florentino , «con dos telas diferentes, una por fuera lisa y otra por dentro, como un forro».

Venden igualmente el paraguas original con la bandera de España que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, llevó en el último desfile del 12 de octubre. Javier cuenta que la secretaria de la presidenta se llevó tres modelos para probarlos y acabó por no comprar ninguno. Optó por «un modelo hecho en China, más barato, en lugar elegir un producto español de un comercio centenario de Madrid», se lamenta.

Y paraguas de esta casa se han visto en películas como Alatriste, Altamira o Todo sobre mi madre. Fabrican por encargo y llegan pedidos de muchos puntos del planeta. Al igual que los turistas, de muy diferente procedencia, a quien les gusta irse con un recuerdo de la casa.

Abanicos

En Casa de Diego se pueden encontrar más de 8.000 referencias de abanicos , «somos la casa más importante del mundo». Son hechos de forma artesanal, en Valencia , y cuentan con modelos de uso diario, para fiestas o simplemente para colección. Entre los más conocidos que han salido de esta casa está el abanico que lució Lady Di el día de su boda y el de Doña Leticia Ortiz en su enlace con el entonces Príncipe de Asturias , «un abanico de nácar con encaje de Bruselas». Además para que lo luciese en la fiesta anterior al enlace que los Príncipes celebraron en El Pardo para la gente joven, «se restauró un abanico de Isabel II». Javier Llerandi afirma que entre los modelos más solicitados por su clientela se encuentran los de flores españolas «que los chinos son incapaces de copiar». Hay abanicos que parecen obras de arte

Todavía algo desconocidos son los abanicos para caballero , «que siempre ha habido» y que personajes como Jaime de Marichalar o Paco Rabal los han puesto más de moda. «Son pequeños para que se guarden bien en el traje y las varillas no hacen ruido. Llevan mucha tela porque así dan más aire aunque se abren peor», aclara el responsable de la tienda.

Bastones, sombrillas y mantones

Hace 30 años decidieron introducir la venta de mantones, mantillas y peinetas. Y los bastones y las sombrillas son otras de las especialidades de la casa. Sobre los bastones Javier hace un importante aviso, «la serie de Doctor House ha hecho mucho daño porque él llevaba el bastón en el lado contrario». Son muchos años los que lleva explicando lo mismo pero «la mayor parte de los clientes desconocen que se debe llevar en la mano contraria de la pierna mala porque tienen que quitar peso y debe ir a la altura de la muñeca para ir con el brazo flexionado». Con un bastón más alto de lo debido, «acabas encorvado».

En Casa de Diego se restaura todo lo que se vende y son tantos los tejidos y accesorios que se utilizan en la confección de paraguas, abanicos y sombrillas, entre otros, que tal y como recuerdan so dueños «en este mundo hay que entender de pintura, telas y piedras preciosas». Al tener productos para la lluvia y el calor «logramos cubrir todo el año aunque somos como los agricultores, vivimos mirando al cielo».

«Estamos en un sitio magnífico, con sus pros y sus contras», reconoce Javier. Han convivido con el 15-M, por ejemplo, y cada vez que se prohíbe el tráfico por el centro «el comercio de barrio lo nota mucho». Su ubicación hace que cada cierto tiempo reciban alguna oferta para vender el espacio , «algunas muy apetitosas, pero recordamos que en la vida no todo es dinero, nos mueve más la tradición, el amor a lo que hacemos y a nuestra familia, porque esto es un legado» . Javier y Arturo esperan que la próxima generación siga desenvolviendo el negocio «y todo indica que serán ellos los que exporten para vender nuestros paraguas en otras tiendas y esta seguirá siendo nuestro buque insignia ».

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