Bajo cero, en Madrid

«Las calderas están preparadas para la ola de frío. El riesgo de congelación está en las canalizaciones»

El Colegio de Arquitectos y la Asociación de instaladores de Madrid llaman a la tranquilidad ante las gélidas temperaturas. Un correcto mantenimiento es clave para que no falle la calefacción ni el agua caliente estos días. Aquí sus consejos

Mapa en tiempo real de la limpieza de las calles de Madrid de la nieve

Termostato de una vivienda, en una imagen de archivo ABC

«¿Se puede estropear mi caldera por las temperaturas bajo cero ? ¿Están preparadas las calefacciones y los edificios de Madrid para la ola de frío?». Con la insólita nevada y los estragos climáticos que han llegado de la mano de la borrasca Filomena han surgido preocupaciones que la mayoría de los madrileños, sobre todo aquellos que viven en la capital y los grandes núcleos urbanos de la periferia, no habían tenido antes. Una de las principales es poder mantener sus viviendas calientes durante esta semana. Preguntados por si Madrid está preparada, en términos generales, para afrontar estos gélidos registros en el termómetro, el Colegio de Arquitectos de Madrid ( COAM ) y la Asociación de Empresas del Sector de las Instalaciones y la Energía (Agremia) son categóricos: «Sí».

Las calderas, sobre todo las comunitarias –lo que se conoce popularmente como calefacción central –, «no deberían verse afectadas por el frío». «En el 80% de las viviendas de la región las calderas para agua caliente y/o calefacción son individuales. Es importante no apagar, por ejemplo, los termos de agua o permitir que los termostatos enciendan la calefacción para evitar que las entradas y salidas de la caldera se congelen», explica a ABC, Sigfrido Herráez , decano del COAM.

El principal riesgo, tal y como señala, no reside en los propios aparatos si no en lo expuestas a la intemperie que puedan estar tanto las calderas como las canalizaciones y contadores de agua y de gas. «Especialmente si estos son electrónicos. La electrónica se lleva muy mal con el frío y se pueden producir fallos en su funcionamiento», explica. Su consejo, sobre todo en viviendas unifamiliares y en aquellas que tengan la caldera en el exterior, es intentar proteger del frío tuberías y contadores con porexpán –corcho blanco– o con materiales aislantes. «Es importante que las protecciones no afecten a la ventilación para evitar peligros en caso de una acumulación de gas», matiza.

Cuidado con las tuberías en el exterior

Respecto a las canalizaciones en edificios de la capital y otras grandes urbes, los riesgos de congelación se reducen sustancialmente, aunque pueden producirse en algunos casos. Según Agremia, son dos los principales inconvenientes que pueden sufrir las viviendas. «Por una parte, se interrumpe el caudal de agua de entrada , con lo que dejamos de disponer de suministro de agua», explica Tomás Gómez, responsable del departamento técnico. «Por otro lado, y esto posiblemente no sea tan obvio, dejamos de disponer de la presión necesaria para la circulación de agua por las tuberías interiores de nuestras viviendas, con lo que la circulación se interrumpiría. Aunque tengamos un acumulador de agua caliente de 500 litros, no podríamos hacer uso de él al no disponer de la presión necesaria para la circulación. No podríamos ducharnos, ni hacer uso del servicio de agua caliente sanitaria», señala.

Asimismo explica que, aunque los edificios dispongan de un grupo de presión , el sistema no funcionaría al no disponer de aporte de agua. «De ahí que sea primordial la necesidad de asegurar que la circulación de agua no se interrumpa», dice. En tuberías enterradas a una profundidad igual o mayor a medio metro bajo la cota cero del terreno los riesgos de congelación son «prácticamente despreciables», dado que la tierra produce «un efecto aislante sobre la tubería». La entrada y salida del contador sí están más expuestas a estos riesgos.

Suministro de gas, garantizado

Aunque el suministro de gas (canalizado) y de agua están garantizados en Madrid, la directora general de Agremia, Inmaculada Peiró apunta que los problemas pueden surgir en las calderas de carbón, de diésel o de gas propano. «Dado el estado de las comunicaciones, con vías secundarias aún sin despejar de hielo, el abastecimiento de estos combustibles no está garantizado. Todo depende de lo previsores que hayan sido los propietarios y las comunidades de vecinos que aún tengan estos sistemas», explica. «Estos deberían plantearse abandonar cuanto antes estas fórmulas obsoletas de calefacción que, además de poco sostenibles, son menos eficientes», aconseja. «La aerotermia se plantea como una muy buena opción en viviendas de nueva construcción o reformadas», destaca.

Descarga de carbón para calefacción en Madrid, en una imagen de archivo ABC

El Ayuntamiento de Madrid , en su Estrategia de Sostenibilidad Ambiental «Madrid 360» fijó como objetivo rebajar las emisiones de óxidos de nitrógeno un 20% en 2023 para cumplir con la Directiva 2008/50/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 21 de mayo de 2008 en materia de calidad del aire. «La retirada progresiva de las calderas que utilizan combustible sólido de origen fósil representa una actuación clave para alcanzar esta meta», vienen sosteniendo desde el Área de Gobierno de Medio Ambiente y Movilidad que dirige Borja Carabante.

El plan municipal fijó el 31 de diciembre de 2021 como fecha límite para el funcionamiento de las calderas de carbón. A partir de esa fecha se prohibirán, por primera vez en el municipio, a través de la nueva Ordenanza de Calidad del Aire y Sostenibilidad . De cara a 2027, se prevé reducir a la mitad las cerca de 4.500 calderas de gasóleo que existen en Madrid. «Se calcula que todas estas sustituciones podrían llegar a reducir hasta 90 toneladas de emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx) anuales en la capital. Para alcanzar estos propósitos, la Corporación reservará 50 millones de euros en ayudas entre 2020 y 2023», aseguran desde el Ayuntamiento.

Problema en los paneles solares de agua caliente

Existen otros problemas derivados de la caída de nieve durante el pasado fin de semana. «En muchos edificios de nueva construcción hay instalados paneles solares térmicos para generar agua caliente. Con la capa de nieve que los cubre, necesitan un refuerzo energético grande para calentar el agua, lo que se traduce en consumos eléctricos más elevados», explica. En este sentido, y para evitar los peligros que acarrea la congelación de la nieve que permanece sobre pretiles de azoteas y cornisas, desde el COAM recomiendan retirarla con extrema precaución siempre que sea posible. «La caída de un bloque de hielo desde una altura de tres pisos tiene consecuencias fatales y puede matar a una persona», incide su decano. Respecto al peso en las cubiertas de la nieve acumulada asegura que no supone un riesgo para tejados y cubiertas. Herráez lanza un mensaje de tranquilidad: «Un metro cúbico de nieve llega a pesar, aproximadamente, unos 60 kilos, el equivalente al de una persona en un metro cuadrado. Los cálculos de sobrecarga en edificaciones superan con creces ese peso».

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