Siete años del crimen de Álvaro Ussía

«Mi corazón está roto y jamás se cerrará, por más tiempo que pase»

La madre del joven asesinado en el Balcón de Rosales no alberga odio ni rencor

Beatriz Caballero, en un homenaje a su hijo Álvaro Ussia ÁNGEL DE ANTONIO

M. J. ÁLVAREZ

Beatriz Caballero, madre de Álvaro Ussía , explica a ABC cuando están a punto de cumplirse siete años del crimen de su hijo a las puertas de la discoteca El Balcón de Rosales, tras la brutal paliza propinada por varios porteros la madrugada del 15 de noviembre de 2008, que, «por más tiempo que pase», su «corazón está roto y jamás se cerrará».

Esa fue, precisamente, la causa de la muerte de su hijo, de 18 años, esa fatídica noche, a quien le partieron dicha víscera a causa de los golpes recibidos cuando estaba en el suelo, boca arriba y sin capacidad de reacción ni defensa, según reveló el informe de la autopsia. El joven era el mediano de los tres vástagos de Caballero, que estaba viuda cuando se vio sumida en una tragedia imposible de digerir. Su dolor es irreparable. Siempre ha mantenido que ella no entiende de resentimientos, por lo que no guarda odio ni rencor al autor o autores del crimen de su hijo. «Su peor condena es su conciencia. La muerte de mi hijo se les quedará grabada para siempre. Esa es la peor pena que alguien puede tener».

Esta mujer menuda agrega: «Estoy muy arropada por mi familia, mis amigos y por la sociedad. Ellos nunca fallan», asegura esta mujer discreta y educadísima, que nunca ha querido tener ningún protagonismo mediático.

«Que cada uno juzgue por sí mismo si su muerte ha sido en vano o no»

Beatriz Caballero

madre de Álvaro Ussía

Antonio Sánchez Serrano, conocido como «Pitoño», es el único de los tres porteros juzgados que permanece en prisión. Fue condenado por la Audiencia Provincial el 30 de marzo de 2011 a 15 años de cárcel por considerar que fue el autor material del crimen, «al derribar a Álvaro con una zancadilla, provocando que cayera de espaldas, tras lo cual se tiró de rodillas sobre su pecho, impactándole con todo su peso». Los otros dos encausados, para los que se fijó una pena de 5 años por ser cooperadores necesarios, fueron absueltos por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid cinco meses después, tras recurrir la condena.

«Que la muerte de mi hijo no sea en vano» , fue siempre el único objetivo de Caballero. Interrogada ayer al respecto, se limitó a replicar: «Que cada uno juzgue por sí mismo si lo ha sido o no», tras recalcar que encuentra la fuerza en su inmensa fe. Lo sucedido marcó un antes y un después en el mundo de la noche madrileña.

En primer lugar, por el vacío legal en torno a la figura de los porteros de discoteca, en muchas ocasiones vinculados con las mafias. Todo ello desembocó en la creación de la figura de los controladores de acceso para los que, además de carecer de antecedentes penales, deben superar un examen. En segundo, en el papel de las administraciones en el control de los locales de ocio; en este caso, el de Álvaro Ballarín , que era entonces el concejal presidente del distrito de Moncloa. Y es que, en el caso del Balcón de Rosales, carecía de licencia de discoteca : la tenía de restaurante. Además, le constaban más de 50 denuncias y siete solicitudes de cierre por parte de la Policía Municipal.

Fue cerrado después y así sigue, pese a que Alberto Ruiz-Gallardón, que era el alcalde de Madrid, dijo que se iba a convertir en una biblioteca.

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