Santa María Madre de Dios: el método, clave del éxito de la parroquia

Una de las notas de esta parroquia es la formación en la mística y voluntariado de niños

Exterior de la parroquia, en Tres Cantos FOTOS: ERNESTO AGUDO

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Tres municipios, Madrid-Fuencarral, Alcobendas y Colmenar Viejo, se cruzan en una geografía que, según dicen los viejos del lugar, está señalizada por tres cantos rodados de una historia de progreso humano y apuesta política, de la buena política que se preocupa por las personas. Y ahí brota el milagro de un asentamiento de esperanzas, una población, un municipio, Tres Cantos. No fue hace mucho, en 1982, se levantan las primeras construcciones. Luego llegarán las apuestas por un diseño urbano para una vida digna. Muy pronto la Iglesia se hizo presente con el trabajo del sacerdote Antonio González de las Heras, que se convirtió en el cartero de Tres Cantos, una forma de conocer a los feligreses y llevar buenas noticias. De ahí surge la parroquia de Santa Teresa, y como segregación de ésta, la de Santa María Madre de Dios, que ahora nos ocupa, en la avenida de Viñuelas, 18.

Interior del templo

La implantación de la Iglesia, en esta geografía de bienestar, con una edad media de población de casi cuarenta años, con uno de los índices de natalidad más elevados de España y de Europa entera, tiene su método. Primero, la creación de la comunidad, la congregación de los fieles en torno a la celebración de la Eucaristía y de la Palabra. Y luego, la construcción del templo, que en el caso que nos ocupa es singular, no solo por la inteligencia de la configuración de los espacios internos y externos; sino en la aportación de una teología que se expresa en las vidrieras, en el panel frontal, mural, retablo, todo ello, del presbiterio. Construcción, por cierto, obra de Alfonso Burón y Luis J. Mora. Por cierto, que en la capilla lateral, recoleta, adecuada para la oración, en el frontal del altar se recuerda que este templo, que tiene mucho de la experiencia del entonces párroco Luis María Cuéllar Cuadra, se colocó la primera piedra en tiempos jubilares, octubre del 2000, la época del cardenal Rouco Varela.

Hablando de vidrieras, y de edificios hoy ecológicos -es una de las primeras parroquias de la diócesis de Madrid que ha apostado a fondo por la sostenibilidad energética con los paneles solares en la cubierta exterior-, hablando de la teología de las vidrieras, encargadas al taller de José González por el entonces párroco y por el sacerdote y teólogo Pedro Rodríguez Panizo, nos introducimos en un singular relato de luz de la relación entre naturaleza y cultura, ceración y redención, ciencia y fe. El paralelismo de líneas de experiencia hacia el éxtasis del abrazo misericordioso.

El actual párroco de Santa María Madre de Dios es el sacerdote y teólogo Juan Manuel Aparicio, profesor en Comillas. Está acompañado por los sacerdotes Luis Fernando Niño del Portillo y Tomasz Grala, polaco y estudiante de filosofía en San Dámaso. La clave de esta parroquia, abierta, acogedora, misericordiosa, creativa (adjetivos que utiliza el párroco a la hora de definirla) es el protagonismo de los fieles lacios, que se expresa no solo los consejos de pastoral y de economía, sino en la forma autónoma de trabajo y en la toma de decisiones. Como cada curso, al inicio, en la ceremonia de envío se entrega un símbolo de la pertenencia y la misión a unos ciento treinta agentes de pastoral. Son clave en la configuración de la parroquia la coordinadora de comunidades de adultos, once, dedicadas al catecumenado, sin adjetivo, al estudio de la teoría y de la Biblia, a la pastoral prebautismal y prematrimonial.

El párroco, Juan Manuel Aparicio

Una de las notas de la parroquia es el diseño de formación en la mística y en el voluntariado para los niños y los jóvenes, a través de un itinerario que hace posible el encuentro con la realidad de los pobres y los necesitados, una plataforma de trascendencia, de salida del yo. La catequesis no es desdeñable, incluso por el volumen de quienes participan en ella, cerca de trescientos chavales y jóvenes, más de doscientos niños.

Cáritas es, sin duda, una dimensión sustancial de la presencia de la Iglesia. Tres Cantos es una población sin pobrezas estructurales, aunque eso no indica que haya familias que necesiten de lo básico para su sustento. De ahí que se atienda a 25 familias, que haya crecido la presencia de la inmigración, mayoritariamente procedente de Venezuela, y que el ropero se destine a otros ámbitos como la cárcel de Soto del Real, la Orden de Malta, con la que se trabaja en varias acciones, y la Asociación San Rafael. Una parroquia muy pensada y muy activa.

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