Santa Adela: Diario espiritual de un párroco

El sacerdote del templo narra en «primera persona» su lucha para ayudar en la pandemia

Imagen del interior de la parroquia de Santa Adela, ubicada en Canillejas Isabel Permuy

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El párroco de Santa Adela , calle san Faustino, 3, en Canillejas, se llama Cruz Miguel Pérez Goñi . Su historia de estos meses en la parroquia bien merecería una narración en primera persona, como si fuera un diario de campaña en la lucha por la dignidad de las personas del barrio, por mantener la Iglesia abierta, -«si me llegan a cerrar la Iglesia, lloraría»-, comenta, por dar de comer al hambriento.

El diario , también espiritual, sería algo así como…:

«Acabo de regresar de un desayuno con el concejal del Ayuntamiento . Íbamos a estar media hora y nos hemos levantado pasadas hora y media de conversación. Le tengo que agradecer todo lo que ha hecho, durante la pandemia, por las personas de esta comunidad. Desde el pasado 13 de abril hasta el 31 de mayo pudimos repartir más de 400 raciones diarias de comida . Nunca pensé que la parroquia, que por cierto pasa bastante inadvertida en este bajo de edificio, aunque es recoleta, e invita a la oración, se ha convertido en el centro del barrio.

Nada de lo que hemos hecho se hubiera podido sin la ayuda de los ocho voluntarios jóvenes que se me presentaron al principio de la pandemia, y que ahora forman parte del paisaje habitual de la parroquia. Durante este tiempo, cuando me pasaba entre seis y ocho horas, recibiendo a las personas, repartiendo la comida, había días que no podía más. Al principio recibí la ayuda de Cáritas , pero llegó un momento en que era insuficiente para la demanda que tenía. En los primeros días, no solo repartíamos comida en los locales sino que con mi coche tenía que hacer la distribución a los domicilios de las personas mayores y solas . La soledad es otra pandemia que se extiende por el barrio.

El párroco Cruz Miguel Pérez Goñi, en la entrada del templo Isabel Permuy

Dos veces se me presentó la policía . Una para preguntarme que por qué tenía el templo abierto. Y otra para decirme que si no podía hacer algo para que no hubiera tanta cola de gente en la acera. Les dije que la parroquia debía estar abierta porque esas personas no tenían para comer, que dónde querían que les repartiera la comida… En fin, paciencia.

Recuerdo el caso de Manuel. Te cuento un secreto. La Farmacia del barrio es clave para un sacerdote, y así lo fue durante la pandemia . Como iba casi todos los días a por medicinas para llevárselas a las personas mayores, me empezaron a contar casos de quienes necesitaban de nuestra ayuda. Por ese medio conocí a Manuel. Le habían dado varios ictus. Tenía la pensión menos que mínima y no podía ni moverse, ni estaba atendido. Cuando fui a visitarle, me encontré todo un panorama de, no sé cómo decirlo, una tragedia personal que se debía evitar. Empezamos poco a poco. La ayuda, la recuperación y ahora, mira, ya están los abogados de Cáritas con los trámites para una pensión digna .

La cuentas de la parroquia se han destinado durante este tiempo, y aún siguen, a la caridad. Hemos invertido todo lo que teníamos en alimentos y ayudas varias. Y lo vamos a seguir haciendo, porque Dios no abandona a su pueblo y va a seguir extendiendo su mano a través de nuestra pequeña ayuda. Ahora tenemos el problema de los alquileres, lo que supone una forma nueva de explotación, sobre todo de los inmigrantes. En este barrio hay muchas personas procedentes de hispanoamérica . Tengo que decir que el barrio ha sido muy solidario , que se ha volcado con los más necesitados, y esa caridad ha sido muy visible.

No puedo más que dar gracias a Dios por la feligresía. Llenan el templo en las misas, la oración con el Santísimo de las tardes es como un imán. Hay devoción san Rafael Arnáiz , de hecho una sobrina suya vive en el barrio, y nuestro Vía crucis, obra de Marcos López Merchán, es una obra de arte, como la vida cristiana de los fieles, como la presencia de Dios en nosotros. Ahora, tengo que descansar. Mañana haré el viaje para la visita habitual a la Comunidad Incontro, la «Escuela de vida para jóvenes con adicciones» en Albacete, con la que colaboro desde hace ya tiempo. Gracias Señor por el don de la entrega y por la presencia de tu Espíritu ».

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