La sala Caracol vuelve a cerrar por orden judicial
Los dueños denuncian que los propietarios de la nave quieren apropiarse de la marca y de la explotación del local
La Caracol ha vuelto a ser golpeada desde instancias judiciales. La mítica sala de la calle Bernardino Obregón, que está a punto de cumplir treinta años y es una de las más importantes del circuito de música en directo de España, ha tenido que cerrar temporalmente por orden de la jueza Isabel Collado Marqués. En respuesta, los dueños de la sala han emitido un comunicado titulado 'La Sala Caracol atropellada, violada y ultrajada de nuevo':
«La Sala Caracol se ha visto obligada a cerrar temporalmente al existir una controversia judicial muy grave con la propiedad de la nave, que se quiere apropiar de la marca y de la explotación del local, pese a que Caracol responde a unos valores, principios y a una historia de 30 años de cultura, que todos conocen y no se pueden copiar sin más. Para ello se han basado en una decisión totalmente polémica, (ni siquiera se ha realizado vista) de la titular del juzgado de primera instancia 40 de Madrid , que acatamos pero no compartimos en modo alguno, que puede ser formalmente correcta pero totalmente y absolutamente injusta. Esperamos que la controversia se resuelva en breve, porque sigue el diálogo y hay otros jueces que conocen del asunto. En todo caso, Caracol no va a morir nunca por mucho que algunos se empeñen».
La sala ya fue precintada por orden judicial en ocasiones anteriores, pero siempre ha cumplido las exigencias municipales por lo que su actividad ha continuado sin problemas. Por ahora, la decisión judicial ha obligado a la cancelación de los conciertos de esta semana: Lightining Bolt (2 de junio, dentro de Sound Isidro), Dr. Feelgood (3 de junio), Guts + Captain Planet + Bosq (3 de junio), Ainhoa Buitrago (4 de junio) y Juseph (4 de junio).
Según explica a ABC el abogado de la sala, el comienzo del conflicto con los propietarios se produjo durante la pandemia, y se agravó por un simple despiste. «Al verse obligados a cerrar, los dueños de la sala pidieron a los propietarios de la nave una reducción del cincuenta por ciento en el alquiler. Éstos se negaron, y a continuación, esgrimiendo que no estaban cobrando la cuantía total, les metieron un desahucio. El abogado que la sala tenía en ese momento contestó a la demanda, pero se le olvidó hacer un traslado de copias a la parte actora. Es un trámite sencillo pero que es preceptivo, y se le olvidó. Entonces la subsecretaria dijo que se subsanase el error, pero la jueza no quiso conceder esa posibilidad, y argumentó que al no haber contestado a la demanda, los dueños de la sala tienen que ser desahuciados. Es verdad que fue una metedura de pata, pero la orden de la jueza nos parece excesiva».
Los dueños de la sala tenían derecho a pedir esa reducción del cincuenta por ciento en el alquiler gracias a una cláusula legal a la que se han acogido muchos otros locales de conciertos, «pero para la jueza, ese es otro problema aparte», dicen los abogados de la Caracol. «Según ella, con la ley en la mano la sala Caracol tiene que irse a la calle». Este periódico ha intentado contactar con la otra parte del conflicto, pero no ha obtenido respuesta.
Si no cambia nada en estos días, La Caracol tendrá que entregar las llaves del local el próximo día 9 de junio.