Rufus T. Firefly: «Necesitamos que el circuito de salas vuelva a ser lo que era»
La banda de Aranjuez actúa este viernes en la primera jornada de Tomavistas Extra, donde presentará el nuevo álbum que publica en noviembre
Aunque la pandemia ha arremetido con duras embestidas contra Tomavistas este último año y medio, el festival sigue vivo y coleando y este fin de semana lo demuestra con la celebración de su edición 'Extra', que contará con dos veladas para mojar pan. La primera, esta noche, reunirá en el Recinto Ferial IFEMA MADRID a Rufus T. Firefly y Maika Makovski, y la segunda, mañana, contará con León Benavente y Chaqueta de Chándal.
El de esta noche será un concierto especial para los fans de los 'Rufus', por dos motivos. Será su primer encuentro con el público madrileño desde hace más de un año y medio, y además servirá para presentar las canciones de 'El Largo Mañana', el nuevo disco que publicarán en las plataformas de 'streaming' el próximo mes de noviembre, pero que estará disponible en formato físico a partir de la semana que viene para quienes vayan a verlos a sus actuaciones previas. Nos lo cuenta una de las dos cabezas visibles del grupo, la baterista Julia Martín-Maestro, aunque a los 'Rufus' no les guste mucho hablar de 'líderes' en su pequeña gran familia musical.
¿Cómo les ha ido durante la pandemia?
Hemos dado sólo siete u ocho conciertos, pero veníamos de estar ya un tiempo sin tocar por el descanso de la anterior gira, así que imagínate dos años sin trabajar. Por muchos ahorros que tengas, llega un momento en el que no da para más...
¿Se han podido acoger a ayudas?
Recurrimos a ellas, sí. Al principio vinieron bien, pero cuando llevábamos cinco o seis meses con ellas, si nos poníamos a trabajar un poco, nos las quitaban. Y entonces salías perdiendo. Entramos en ese juego de ver hasta dónde puedo trabajar sin perder la ayuda. Me cabreé mucho porque eso desincentiva el trabajo. Ha sido un poco traumático.
Justo hoy se cumple un año de la movilización de Alerta Roja, para reclamar atención para el sector. ¿Sirvió?
Se intentó reclamar los derechos laborales que perdimos. Se intentó buscar soluciones, pero me da la sensación de que en cuanto han empezado a cambiar un poco las cosas con la 'nueva normalidad', eso se ha difuminado. Eso sí, ha habido mucha unión, mucha piña y muchas ganas.
Ante la falta de ingresos por actuaciones, en la pandemia también ha surgido una fuerte lucha para mejorar las condiciones de pago de las plataformas de 'streaming'. ¿Qué ha quedado de eso?
Un poco lo mismo. Parece que se acaba olvidando. A lo mejor más adelante se vuelve a luchar por ello y se consigue algo más. También influirán los conciertos en 'streaming': cuando se den cuenta de que funcionan bien, igual se empieza a pagar mejor. Yo he visto alguno de Tame Impala y de Michael Kiwanuka, y me imagino que a ellos sí les pagaron (risas). El problema son los grupos pequeños. Nosotros hicimos algo para Movistar, pero nos hemos alejado de eso precisamente porque no está nada bien gestionado. No hay nada que compense el esfuerzo de toda la gente que trabaja para que esos conciertos salgan bien.
¿Les da rabia ver imágenes de los festivales masivos que ya se hacen en otros países como Inglaterra?
Me asusta. Por la diferencia de criterios que hay entre unos países y otros. No sé si en Inglaterra ya les da todo igual o que aquí no lo hacemos bien... o al revés. No se sabe quién la está cagando, si ellos o nosotros (risas).
Tendrán unas ganas de tocar en Tomavistas...
¡Uf! Muchas, de verdad.
Presentarán el disco nuevo antes de que salga, una práctica habitual en los sesenta y setenta, pero extraña hoy en día.
Nuestra idea es darle al público un pequeño regalo, que es enseñarles el nuevo elepé antes que a nadie.
Ha habido gente que les ha visto hace poco y que se quejó de que no conocía las canciones.
(Risas) Sí, lo vimos. Nos gusta que la gente dé su opinión sobre nosotros, sea buena o mala. Nosotros pedimos que no colgaran vídeos de estos conciertos en las redes, para que no se rompa la sorpresa, y los sustituyeran con mensajes. Y ha habido muchos buenos.
Queda poco para que eliminen las restricciones al ocio nocturno, al menos en Madrid. ¿Confían en que la escena de salas vuelva a ser lo que era?
De momento no vemos movimiento, y este es un tema que nos preocupa especialmente. Necesitamos que vuelvan las salas porque es nuestro hábitat natural.
Parece que habrá cierto giro estilístico en el disco. ¿Piensan en el qué dirán?
Intentamos dar lo mejor. Y si te guías por eso, creemos que al final llega a la gente. El miedo de si irá bien o mal, siempre está en el aire. Pero no hay que pensar en ello porque si no te paraliza.
Las tres canciones del disco que ya se pueden escuchar no parecen influidas por lo que está pasando.
Ha afectado a la forma en que hemos compuesto el disco. Siempre lo hacíamos juntos en el local, y ahora ha sido en casa, pasándonos las ideas. Pero al concepto del disco no le ha afectado, no. Ya estaba pensado desde hacía bastante tiempo.
En el disco también habrá otra sorpresita: un código para descargar las canciones con las pistas separadas.
Sí, es otro regalo, para que vean lo que hay detrás de la grabación de cada canción, y para que el que quiera animarse, pueda hacer su propia mezcla.