Resultados 10-N

El PP se aferra al pacto firmado con Cs ante el volátil futuro de su socio en Sol

La incertidumbre sobre el sesgo que tomen los naranjas despierta inquietud en sectores populares

La presidenta Díaz Ayuso (PP), junto al vicepresidente Ignacio Aguado (Cs), en la Asamblea DE SAN BERNARDO

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Todo está en el aire tras el 10-N: los resultados electorales del 10-N no sólo han dinamitado Ciudadanos, sino que el oleaje de este tsunami amenaza con llegar hasta otras administraciones. En Madrid, donde PP y Cs comparten gobierno en la Comunidad y el Ayuntamiento, cunde la inquietud ante la incertidumbre sobre el camino ideológico que puede adoptar la formación naranja a partir de ahora. Oficialmente, se agarran al pacto de 155 medidas firmado para el Gobierno autonómico como a un salvavidas. Pero «sotto voce», temen que la caída de votos de Cs en las generales y las voces internas pidiendo un giro al centro terminen provocando un tornado político en la región.

«No hay por qué alarmarse: para nada va a afectar al Gobierno de la Comunidad lo que ha pasado en Madrid», afirmaban fuentes de la dirección regional de Ciudadanos. Aún afectados por el mazazo de los resultados y de la posterior salida de Albert Rivera , fundador y «alma» de la formación naranja, reconocían en el partido que el vicepresidente Ignacio Aguado estaba «tocado» en lo personal por lo sucedido, como también lo estaban otros dirigentes como César Zafra . «Han sido años de estar codo con codo, cuando eran cuatro y limpiaban juntos la sede», rememoraban.

«Seguir adelante»

Pero ni los llamamientos del propio Aguado a«reconstruir el centro» ni los movimientos para suceder a Rivera, en los que algunos situan ya al propio vicepresidente madrileño –uno de los principales «barones» de Cs–, aseguraban en su entorno, van a tener efectos sobre la marcha del Gobierno de Madrid: «Hay un pacto firmado , con 155 medidas en las que se está trabajando, y eso hay que sacarlo adelante», concluían.

Igual postura mantenían los portavoces de la presidenta Isabel Díaz Ayuso. Afirmaban que no había preocupación porque «el programa está pactado» y «se intentará seguir adelante» con él. «No hay ningún motivo para pensar que no va a ser así», decían.

«Ciudadanos ya ha entendido, tras el 10-N, que por la derecha no tienen ningún recorrido», y que cualquier posible crecimiento electoral futuro «deberán hacerlo por el centro puro o el centro izquierda»

Sin embargo, más allá de los formalismos, en las filas populares sí que existe inquietud respecto a lo que pueda pasar a partir de ahora. Tienen claro que «Ciudadanos ya ha entendido, tras el 10-N, que por la derecha no tienen ningún recorrido», y que cualquier posible crecimiento electoral futuro «deberán hacerlo por el centro puro o el centro izquierda». Lo que, sin duda, podría tener repercusiones en la cohabitación PP-Cs, que ya había vivido en estos tres meses momentos bastante tensos.

El mayor temor entre los dirigentes populares consultados es que ahora Ciudadanos, tras su hecatombe electoral, apoye con sus diez diputados a un Gobierno socialista. «Cabría preguntarse qué contrapartida tendría a cambio, y esta podría ser un gobierno: el de Madrid, por ejemplo». Ahora además la formación naranja vive una situación de vacío de poder, tras la marcha de Rivera y hasta que se elija a quien vaya a dirigir el partido. Y los primeros indicios parecen apuntar que «no está tan claro como pensábamos que la sucesora vaya a ser Arrimadas».

Desconfianza máxima

En este escenario, la desconfianza es máxima, «con todos mirándose de reojo», explican. Y vuelve a agitarse el fantasma de la moción de censura que, especulan, podría activar «el PSOE, ofreciendo a cambio Aguado más poder del que ahora ostenta su partido», o el propio Ciudadanos, «utilizando como excusa la declaración de la Púnica, o el asunto de Avalmadrid».

Siguiendo con la teoría de los «vasos comunicantes», esa moción prosperaría con los votos de PSOE y Cs, alertan, «si contara también con la abstención de Unidas Podemos», lo que «no es descabellado si existiera un pacto de Gobierno nacional por el que la formación morada entrara en el Ejecutivo».

Las fuentes consultadas coinciden en la idea de que a partir de ahora Cs mantendrá aún más distancia con Vox. Que, a su vez, también se sabe reforzado por las urnas y podría querer hacerlo valer ante sus socios de investidura en Madrid.

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