Resines pregona a San Isidro, a Berlanga y a la sanidad pública

El actor, recuperado de las complicaciones del Covid, ha instado «encarecidamente» a celebrar las fiestas

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El actor Antonio Resines lee el pregón, acompañado por Almeida, Villacís, Levy y los portavoces de los grupos municipales EFE / Vídeo: ATLAS
Jesús Nieto Jurado

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En el centro de todos hay un Antonio Resines como antes hubo un José Luis López Vázquez, y antes un Martínez Soria o un Pepe Isbert. Ramilletes de cómicos en el buen sentido de la palabra, la que dio Fernando Fernán-Gómez al oficio de ser otro en las tablas y frente a las cámaras. Antonio Resines ha vencido al Covid, ha sacado fuerzas de flaqueza para ir al funeral de Juan Diego y a casi treinta grados se ha subido al balcón del antiguo Ayuntamiento , el de la plaza de la Villa, quitándose y poniéndose la parpusa para mandar un mensaje de esperanza al pueblo madrileño. Un mensaje y también un homenaje, y volvemos a Isbert y a Luis García Berlanga (con su hijo presente en un balcón abarrotado) y a 'Bienvenido Mister Marshall', y a una letra modificada del 'Americanos os recibimos...' donde ha retumbado el adjetivo «sanos».

Sufridor Resines como el que más de una pandemia que aún está en el aire –lo recordaba el alcalde Almeida por la mañana–, ambos se han empeñado en que se celebren con «normalidad unas fiestas» de San Isidro que son, para el castizo y para el ajeno, otra excusa más para tomar la calle. De volver a festejar con todas las precauciones pero también con todas las esperanzas.

Desde casi una hora antes, Fabio y Claudia ya montaban guardia, treintañeros largos, «para ver qué nos dice este hombre, que nos rentó mucho verlo en El Hormiguero. Y es que, sin quererlo o queriendo, Antonio Resines, de natural ese español común , se ha convertido en un titán de la lucha contra la maldita pandemia que tantas cosas ha modificado en lo más habitual. Por eso, el más de un centenar de oyentes que le han dado más de tres cuartos al pregonero, esto es, Resines, llevaban mascarilla en algunos casos y aplaudían, bajo la solana de mayo, el canto a la vida del actor. Y Fabio y Claudia emocionados, aplaudidores, junto al grupo chulapo de 'Los castizos' y su presidente, José Luis.

Hay batallas y batallas, y no siendo Resines milagrero (sólo ha citado al Santo para pedir lluvia), se le ha notado emocionado en el pregón. Una emoción doble en alguien que ha vencido la enfermedad con grandes dosis de ironía cuando no de humor negro.

Ha portado el cómico ese bigote que ha venido luciendo en sus apariciones públicas, y en el contraluz y a primera vista, no se han apreciado esas secuelas que deja el maldito Covid. Quizá porque la procesión vaya por dentro y porque el privilegio de anunciar las fiestas venga a atenuar los males de quién ha estado a un tris del fundido a negro. Por eso, antes de que un dulzainero acabara las notas de 'El Gato Montés', ha atronado su grito por los médicos: «Esa sanidad pública, muchas gracias» ha exclamado, con la convicción de a quien le dan un 'speaker corner' madrileño. Y es que ha habido en el pregón no sólo guiños berlanguianos en los que Almeida ha participado con gozo, sino que se ha acordado de su infancia, de que «con tres meses» llegó a Madrid desde Torrelavega. También de toda la teoría de cines que ya no existen en la ciudad y que marcaron su formación. Y es que se ha incluido él mismo en lo que dice que dicen que llaman (sic) «la comedia madrileña».

En esto han sonado campanas, que han sorprendido al actor en el cénit de su pregón, aunque, dígase con jolgorio, las campanas no doblaban por el muy vital intérprete, sino por ese decalaje horario de los conventos madrileños. Razón por la que Resines ha soltado, sin guión, un «vivir en Madrid es un lujo, coño» , con la consabida respuesta del respetable, que mientras se iba asando aplaudía.

En realidad, Antonio Resines ha homenajeado a su propia vida. A Berlanga, claro, y a la sanidad pública que ha estado bien presente en un pregón en el que varias asociaciones de médicos se han presentado en la Plaza de la Villa para exigir, como ha comentado una de las manifestantes, «condiciones dignas y contratos acordes a las leyes europeas». Sabía que Resines los iba a apoyar y por eso llevaba la pancarta «Médico y facultativo, 15 años de precariedad» con el emblema de la UE en la espalda mientras le daba el yogurt al niño.

Y si eso ha acontecido en los adoquines ardientes de la plaza, arriba Resines ha dado consejos, o más que consejos, una idea/fuerza: ha pedido «encarecidamente» que «salgamos a celebrar San Isidro» citando a Tierno Galván («el que no pasa por la Calle de La Pasa no se pasa») para cerrar su discurso con un «viva San Isidro, viva Madrid y viva España». Y ha vuelto a acordarse de los médicos antes de que el dulzainero tocara 'María la Portuguesa' de Carlos Cano y los gigantes y cabezudos, de la 'Asociación Comparsa Gigantes y Cabezudos', hicieran lo suyo: danzar.

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