Las residencias de ancianos se recuperan del «infierno»

65 mayores han perdido la vida desde junio en los centros sociosanitarios de la región, donde actualmente hay 382 positivos

Un anciano pasea, ayer, por las zonas comunes de una residencia que fue intervenida por la Comunidad De San Bernardo

Carlota Barcala

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José sale ayer, a las doce del mediodía, de visitar a su madre en la residencia de mayores Reina Sofía , en el término municipal de Las Rozas. Después de una hora con ella sabe que, tal y como marca el protocolo, es la única vez en la semana que la va a poder ver. «En estos tres años que lleva viviendo aquí, la primera ola de la pandemia ha sido el momento más duro», afirma a las puertas del centro público. Con capacidad para 500 internos, se registró, según cuentan los trabajadores, más de medio centenar de decesos a causa del coronavirus , aunque otros aumentan las cifras hasta los ochenta. «Mi madre no estuvo afectada, pero lo pasó muy mal. Ahora la veo contenta y bien atendida. Eso nos da tranquilidad dentro de toda esta situación de incertidumbre », opina, remarcando que las medidas de seguridad impuestas «han funcionado».

Los empleados coinciden en esta valoración. «No hay color», resumen dos de las administrativas, que comparan el escenario actual con lo ocurrido entre marzo y mayo. Lo recuerdan como un «infierno» que ahora se ha tornado en una «calma tensa» y del que se están recuperando. «Todavía lo tengo en la mente, son como pesadillas. Nadie estaba preparado para algo tan fuerte», dice otro de los trabajadores. Explica que el «éxito» reside en haber creado una planta Covid y otra de transición para los sospechosos no confirmados o que se habían recuperado. Y, aunque los meses han pasado, la normalidad todavía no ha regresado al lugar: «Los residentes bajan al jardín por turnos , siempre con mascarilla y no se pueden juntar con los de otras plantas. Además, ya no acuden al comedor, sino que comen y cenan en sus habitaciones ». Dice que actualmente no hay ningún positivo detectado , pero que el miedo continúa presente. «Hice mi trabajo lo mejor que pude, incluso labores que no me correspondían. Queríamos que no se contagiara ninguno más, porque algunos de los que atendía ya se estaban yendo. Fue una sensación muy fuerte, porque los sentimos de nuestra familia», concluye.

La Consejería de Políticas Sociales, por su parte, mantiene el mutismo sobre las cifras de cada uno de los centros que hay en Madrid, tanto públicos como privados. Pero los datos de Sanidad Mortuoria hablan de 4.878 fallecidos (a día de ayer) en estos sitios, algo a lo que habría que sumar todos aquellos que perdieron la vida en hospitales. El nuevo consejero, Javier Luengo , desveló ayer en la Asamblea de Madrid que entre el 22 de junio y el 7 de octubre murieron 65 residentes, unas cifras nada comparables a las registradas los meses previos. En su primera intervención, Luengo manifestó que 32 residencias mantienen las visitas restringidas y que hay contagios en 71 de los 475 centros de la región, que cuentan con 382 positivos, calificando la situación de «razonablemente controlada».

«Las residencias son ahora el sitio más seguro de Madrid», asevera al otro lado del teléfono, tajante, Pilar Ramos , presidenta de la Asociación Madrileña de Atención a la Dependencia (Amade). Según las cifras que maneja, «el nivel de contagio no llega ni al 1%». «La primera ola fue tan fuerte que es una pena que solo hablemos de los que murieron, pero nunca de los que se salvaron . El positivo ahora suele ser asintomático o con síntomas muy leves».

Con la vista en la tercera ola

«Afortunadamente, en las residencias no nos estamos enterando de esta segunda ola , porque pensábamos que pasaríamos lo mismo que en marzo. El miedo ahora es la llegada de la tercera ola», explica Ramos, que habla de una situación «de eterno cansanci o». A pesar de lo vivido y del estigma que hubo sobre las residencias debido a los decesos, saca su parte positiva, más allá de enfatizar en el «gran trabajo» realizado por los empleados: «Ha servido para que se entienda el trabajo que se hace en una residencia. Los mayores vienen aquí cuando necesitan ayuda y para tener un final de vida digno . Eso no significa que se vayan a morir en el momento de entrar, sino que necesitan ayuda en la vida diaria».

La opinión de mejoría es compartida por la Federación Empresarial de la Dependencia (FED). Su presidente, Ignacio Fernández-Cid , asegura que «la situación de las residencias para mayores de la Comunidad de Madrid ha cambiado radicalmente respecto al escenario presentado en los meses de marzo y abril». «Actualmente, estamos en un estado de calma tensa, con muy poca incidencia del virus, y desarrollando todas las medidas preventivas necesarias» .

Fernández-Cid remarca que los motivos del buen funcionamiento son el conocimiento que ahora tiene el personal médico y sanitario sobre la enfermedad, la posesión de EPI (adquiridos por las propias residencias) para catorce días y la coordinación con el sistema público de Salud, con «normalidad» en las derivaciones hospitalarias y realización de test ante cualquier tipo de sospecha de contagio. Demanda, en este sentido, la realización de pruebas a los profesionales que han mantenido contactos estrechos con algún positivo, algo que «desgraciadamente la Sanidad Pública no siempre está realizando».

«Todos los centros cuentan planes de contingencia , de forma que ante un posible rebrote podemos aplicar con rapidez los protocolos oportunos», continúa el presidente de la FED. En este sentido, las residencias tienen «el 5% de sus plazas » reservadas para posibles rebrotes o sospechas.

Otro de los puntos clave en la recuperación es para Fernández-Cid la realización del mapa serológico que hizo la Consejería de Sanidad en junio. «Los datos de estos estudios demuestran que la pandemia entró en nuestros centros de forma muy agresiva . En Madrid, el 70% de los residentes y el 31% de los profesionales se contagiaron. Actualmente, el 56% de los residentes y el 35% de nuestros profesionales están inmunizados», subraya.

La última medida aplicada por la Comunidad con el objetivo de minimizar la propagación del virus entre los mayores es la creación de « residencias de cuidados Covid » con 140 plazas a disposición de los mayores de 60 años que necesiten cuidados y no puedan realizar la cuarentena en su residencia habitual . La primera de ellas estará en Canillejas y tendrá capacidad para 80 personas.

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