La relación Ayuso y Aguado se tensa aún más por la petición de ayuda al Gobierno de Sánchez

Arrimadas mantiene el pacto con el PP en Madrid pese a discrepar de la vía judicial abierta

Ignacio Aguado e Isabel Díaz Ayuso en la Asamblea de Madrid JAIME GARCÍA

Sara Medialdea y Juan Casillas Bayo

«Todos los que fantasean pensando que el de Madrid es un Gobierno al que le queda poco tiempo se van a desesperar al ver que es fuerte y va a durar años». Lo decía ayer el consejero de Hacienda madrileño, Javier Fernández-Lasquetty, tratando de restarle hierro al último encontronazo entre los socios del Ejecutivo regional , PP y Cs. Ayuso ha vuelto a ningunear a su vicepresidente y portavoz, desautorizándole dos veces en siete días. Aguado «ha ido por libre» , insisten en el PP. Y hay quien apunta que el desencadenante de estos nuevos choques fueron las palabras del vicepresidente invocando la ayuda del Gobierno Central para afrontar la extensión de la pandemia en Madrid.

Las dijo el 17 de septiembre en un acto –que sus consejeros le desaconsejaron– a las 24 horas de que se apuntara que habría nuevas restricciones en zonas de Madrid sin determinar. Sánchez recogió un guante que parecía haber estado esperando a que cayera, y esa misma tarde se autoinvitaba a una reunión en Sol. De ahí se llegó a la «foto de las banderas» , el 21 de septiembre, y al compromiso de colaboración que se frustró el 25 con la rueda de prensa de Salvador Illa exigiendo a Madrid medidas más duras.

Días después, Aguado salía del Grupo Covid anunciando por Twitter un preacuerdo que el Gobierno de Ayuso negaba una hora después. Y el pasado jueves, explicaba en una entrevista en TVE su deseo de no llevar las diferencias entre administraciones a los tribunales, al mismo tiempo que la presidenta lanzaba un comunicado anunciando un recurso ante la Audiencia Nacional contra las restricciones de Illa. Un recurso que tuvo que preparar en un tiempo récord, con la Abogacía General al límite porque sólo disponían de 48 horas. «Esto ha sido una trampa» , lamentaban en la Real Casa de Correos, disgustados por la actitud de Moncloa pero también incómodos por sentir a su socio de Gobierno en las antípodas de su postura.

Como en las muñecas rusas, a Madrid de una crisis le nace otra. La noche del viernes, con gran parte de la región a punto de ser intervenida, el consejero más díscolo de Ciudadanos, Alberto Reyero , anunciaba su dimisión. Lo que daba alas a la oposición para augurar un Gobierno en descomposición y a redoblar la presión por la moción de censura. Doce horas después, ambos partidos volvían a topar por un acto con empresarios que prepara Díaz Ayuso y del que, según la formación naranja, no se avisó al consejero de Economía, de Cs.

Apoyo de la dirección de Cs

Respaldo incondicional a su vicepresidente, pero también defensa férrea del Gobierno de la Comunidad de Madrid. El último desencuentro entre Ayuso e Aguado, más que evidente, no ha cambiado la posición de la dirección nacional de Ciudadanos (Cs), que mantiene los planes de gobernar con el PP en la región.

Momentos después de que Ayuso anunciase en la Asamblea de Madrid su intención de acudir a los tribunales, Aguado manifestaba en Twitter la necesidad de evitar esa vía. Un desmarque de su presidenta que fue inmediatamente respaldado por Edmundo Bal en el Congreso de los Diputados y, a la mañana siguiente, por Inés Arrimadas en una entrevista en RNE.

Fuentes del Comité Permanente de Cs subrayan que ellos están actuando «con coherencia», «igual en todos sitios». Mientras el PP votó distinto en el Consejo Interterritorial de Salud –Castilla y León votó a favor del plan de Sanidad–, Cs se ha limitado a pedir «todas las medidas necesarias» como, recuerdan, hicieron en julio en Cataluña –aunque entonces el Ejecutivo no vio oportuno intervenir–.

Sin moción de censura

En el entorno de Arrimadas mantienen que están contentos con «todos los Gobiernos con el PP», incluido el de la Comunidad de Madrid, por lo que descartan una moción de censura «ahora y después». Bal fue el último en rechazar esta posibilidad. Ni siquiera la citada dimisión de Reyero ha trastocado las intenciones de Cs. En la ejecutiva se acogen a la carta de renuncia del exconsejero de Políticas Sociales y sostienen que su decisión es «meditada» y no tiene «nada que ver» con los últimos acontecimientos en la Comunidad. «Su compromiso es firme: seguirá siendo diputado autonómico», añaden.

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