El regreso del Palentino: el bar de Malasaña reabre su barra justo un año después de su cierre

El emblemático local que regentó el tabernero Casto Herrezuelo renace adaptado a las modas de un barrio «hipster»

Narciso Bermejo (sentado) y Martín Presumido dan vida al nuevo Palentino Ángel de Antonio
Adrián Delgado

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Casto Herrezuelo daba alma a un espacio en el que el encanto de lo obsoleto hacía sucumbir a los más modernos. El Palentino era un bar. Solo eso. La sencillez del concepto llevada a su máxima expresión. Una caña de cerveza, un sandwich con huevo o un montado frío, en aquella vajilla mellada y rallada, sabían a «gloria» más por el precio y la atmósfera «vintage» que se respiraba –con fragancia a plancha hirviendo–, que por lo «gourmet» del asunto. Sea como fuere, ese viejo bar conquistó al público joven hasta convertirse en una barra en la que convivía el paisanaje castizo del barrio y los «hipster» que lo han hecho suyo.

La muerte de Casto supuso la muerte del Palentino tal y como lo recuerdan sus clientes. Echó el cierre, entre lamentos, tal día como hoy hace justo un año. Nadie, ni siquiera sus actuales propietarios, intentan ocultar que ya nada será igual. De él queda el espacio, reconvertido por completo, y la «esencia». Más que ella, un intento de homenaje al tabernero en una especie de «elogio de lo cotidiano». La reforma ha dado la vuelta a la barra y se ha llevado por delante todos los elementos originales salvo las lámparas.

Loli López, posa para ABC delante del nuevo Palentino Ángel de Antonio

La cuñada de Casto, Loli López , era la otra mitad del alma del Palentino. Decidió no continuar sola con el negocio y, raudo, un fondo de inversión adquirió el local del número 8 de la calle Pez por 1,3 millones de euros. El hostelero Martín Presumido , propietario del restaurante Mamá Chicó, decidió entontes pagar los 10.285 euros mensuales de alquiler para enfrascarse en el proyecto que acaba de ver la luz en Malasaña. A su lado Narciso Bermejo , director gastronómico del hotel 7 Islas, asesora «ilusionado» el proyecto de reapertura del nuevo Palentino.

«Ha quedado espectacular por fuera», explicaba ayer a ABC Loli López. El nuevo propietario le pidió ayer que entrara «con el pie derecho» en su bar. «Os deseo otros 46 años de éxito como los que hemos vivido aquí, con nuestras cosas, pero felices», les dijo. Sin quererlo, Loli acaparó buena parte del protagonismo. No regaló los oidos de los nuevos responsables cuando intentaron justificar su decisión de cambiar por completo el espacio: «En 40 años, seguro que vivisteis bastantes cambios» –afirmó, Narciso Bermejo buscando en Loli su apoyo–. «Ni uno. No cambió casi nada», espetó ella sin tapujos.

En las cristaleras a las que antes daba la espalda Casto, se agolpaban ayer los curiosos. «Del Palentino, queda el nombre», aseguró una vecina que pretendía acceder al local. «Por lo menos no han puesto una franquicia», se consolaba otro ex asiduo a la barra.

Dos días a precios «antiguos»

«Sabemos que nos exponemos a las críticas. Queremos un bar transversal para el barrio en el que puedan entrar todos», explicó Bermejo. La idea para hacerlo es bajar los precios los martes y los jueves, entre las 16 y las 20 horas. «Sabemos que cobrar 3,5 euros por un gin tonic es arriesgado –el doble fuera del “ happy hour ”–», confesó. Las cañas costarán un 1,2 euros y el célebre pepito de ternera, 2,5 euros. El que sirvieron ayer obtuvo el visto bueno de Loli, pero invitó a mejorarlo: «Le falta la salsa secreta», les advirtió apelando a la memoria gustativa de los que fueron, otrora, sus clientes. Pueden estar tranquilos, les dio la receta.

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