Rebelión comercial contra los semáforos peatonales y las colas de Doña Manolita

Empresarios afirman perder clientes por la medida de Carmena y las enormes filas para comprar Lotería

Cola de clientes para comprar lotería en Doña Manolita GUILLERMO NAVARRO

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Los ánimos están muy crispados entre algunos de los comerciantes de Preciados, Carmen y sus calles perpendiculares. Los semáforos peatonales que puso en marcha el Gobierno de Manuela Carmena el año pasado han sido el detonante. «Dejan de vender», aseguran desde Apreca, la asociación comercial que da voz a 70 asociados de esta zona. Pero no sólo se quejan los inscritos en esta plataforma. Otros independientes como Javier Martínez, dueño de la tienda Diamond Crown, ubicada en Mesonero Romanos, 3, están furiosos con la medida. «Cuando se activan los semáforos la gente circula como en un rebaño. No se para a mirar en las tiendas porque la marabunta les empuja a continuar . ¿Para qué sirve dar un solo sentido a una calle? Es una indecencia de la señora Carmena, a quien le preocupan muy poco los comerciantes», manifiesta este hombre.

Este empresario montó su negocio en el año 2016. En 2017, el Ayuntamiento decidió que la calle Preciados sería sólo de subida en momentos de máxima afluencia de público, como las Navidades o el Orgullo Gay; El Carmen, sólo de bajada. «De un año a otro noté un descenso de ingresos del 30% », apunta.

Apreca se ha reunido con la Administración para solicitar que los semáforos peatonales pasen a mejor vida, pero el Consistorio se ha opuesto por ser «una medida de seguridad».

Semáforo peatonal en Preciados

«Gran cantidad de comerciantes de Preciados y Carmen consideran que son innecesarios porque hace a la gente dar muchas vueltas. Si hay un cliente que está en Sol y quiere ir a una de las tiendas de El Carmen más pegadas a la plaza tiene que llegar hasta arriba para volver a bajar», indican desde Apreca. Desde esta entidad detallan además que durante este puente se han encendido estas señales y no ha habido tanta gente como otros años. Quizá, barajan, a consecuencia de la puesta en marcha de Madrid Central.

Colas en La Manolita

Otro de los fenómenos de los que se quejan los empresarios es de la fila de Doña Manolita, que impide la visibilidad de sus escaparates y la entrada del público. «Esta cola es problemática desde que comenzó. La cuestión es que cada año empieza antes. Normalmente comenzaba a formarse en septiembre, y este julio ya había gente esperando para hacerse con un décimo», informan desde Apreca. La fila de Doña Manolita cambia cada día. Hace años se regularon, mediante negociaciones, tres recorridos para que no siempre hubiera los mismos afectados. La fiebre por la suerte de la administración 67 de Madrid, sin embargo, continúa enfermando a los negocios más cercanos.

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