Cartas al alcalde

Rebajas

Le da vidilla navideña a la ciudad esto del «Black Friday», aunque parece que el show triunfal le hace mucho daños alos pequeños cormcios

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Son las rebajas un recreo muy español, como la siesta, y casi escribiríamos que las rebajas resultan algo así como la siesta de los precios. Mayormente ahora, cuando venimos del «Black Friday » y vamos directamente a las rebajas, previa celebración navideña. Hacemos esta columna, alcalde, en las vísperas de después del «Black Friday», por constatar su apoteosis, que ha tenido a la ciudad en el estrés de vivir el escaparatismo a un cincuenta por ciento.

Le da vidilla navideña, esto del «Black Friday», a la ciudad, aunque parece que el show triunfal le hace mucho daño a los pequeños o medianos comercios, que ya pillan poco cliente, entre las rebajas del «Blak Friday» y las rebajas propiamente dichas , que vienen enseguida, o sea, ya. Yo lo que digo es que está muy bien que el gentío se eche a la calle, a dejarse cien euros de vellón, o doscientos, en las compras navideñas antes de Navidad , pero todo esto nos va desencuadernando el calendario, porque o bien ya hemos cumplido los Reyes, o los tendremos que cumplir dos veces: ahora, y luego cuando toca. Las fechas, en la ciudad, ya no son lo que eran, y esto no es secuela del cambio climático, aunque un poco también, sino del cambio del clima de los precios, que casi están siempre de rebajas, bajo un nombre o bajo el otro.

Del gran éxito del «Black Friday» se deducen, así de arranque, dos cosas, al menos. La cosa primera es el adelanto de las tareas de las compras de Navidad. Y segunda, que los precios son un guateque, porque a ver cómo, si no, puede quitársele un cincuenta por ciento de euros de lujo a un sostén o un lavavajillas. E l precio va según el calendario, como el ánimo. Y ahora el calendario lo vamos poniendo loco con el «Black Friday», que se lo hemos importado a los de Nueva York, como las brujas de Halloween.

Nunca sobra este music-hall de compradores, este cabaret de ofertas en la noche prenavideña, pero nos vamos haciendo un lío con la fechas. Todo lo que se titula en inglés, funciona. P ero tampoco es eso, alcalde. Los que venden el paño justo de toda la vida están cada día menos contentos.

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