El Rastro, muy cerca de su reapertura: solo un fleco separa a vendedores y Ayuntamiento

Tras someter a votación la última propuesta del Consistorio, los vendedores ambulantes aceptarían si eliminan el punto 4B, que implica que cada vendedor balice y controle el perimetraje de cada puesto

Protesta de los vendedores del Rastro durante el pasado verano en Madrid Maya Balanya

Á. G. Colmenero

Ocho meses sin trabajar son muchos meses para las mil familias que dependen del mercadillo más famoso de la capital española, una situación insostenible que hoy está muy cerca de resolverse: solo un fleco en la negociación separa a los vendedores y al Ayuntamiento para llegar a un acuerdo para la reapertura del Rastro. Concretamente, se trata del punto «4.B», que implica que cada vendedor balice y controle el perimetraje de cada puesto. Si este epígrafe es eliminado de la propuesta final del Consistorio, el próximo domingo las calles céntricas de La Latina podrían volver a cobrar vida con el mercadillo más importante de Madrid en funcionamiento.

Al finalizar la primera ola de la epidemia del coronavirus, la capital fue recuperando la actividad a pesar de las estrictas limitaciones en la hostelería, en el ocio y en los comercios. Sin embargo, entre terrazas, teatros o tiendas, continuaba existiendo una ausencia notable: el Rastro , cuyos puestos fueron montados por última vez el domingo 8 de marzo . Solo cuatro días más tarde, el Ayuntamiento ordenó la suspensión de todos los mercadillos de la ciudad, y el Rastro continúa sin desplegar sus tapetes hasta hoy.

En esta batalla por la reapertura, el Ayuntamiento de la capital y las asociaciones de vendedores han protagonizado un tira y afloja repleto de intenciones, negativas, contraofertas y un sinfín de cruces de mensajes que no han llegado a buen puerto. A principios de junio, el alcalde aseguró que el Rastro volvería cuando la Comunidad de Madrid pasase a la fase 3 de la desescalada, prevista el 22 de junio. Sin embargo, ese escenario finalmente no llegó como tal porque Madrid pasó directamente a la llamada «nueva normalidad». El Ayuntamiento alegó entonces que estaba a la espera de recibir una propuesta de funcionamiento por parte de los comerciantes. El objetivo era abrir con un 50% de los puestos, para que se cumpliera la distancia de seguridad y evitar contagios, lo cual dejaba necesariamente a la mitad de los comerciantes fuera del mercadillo , por lo que se busca una fórmula de alternancia.

Los vendedores vieron esa propuesta como un intento de «desmantelar» el Rastro , y el 5 de julio varias asociaciones convocaron una manifestación en la plaza de Cascorro. Los comerciantes alegaban que la propuesta de reapertura «nada tenía que ver» con el proyecto que presentaron a principios de junio, y cuestionaba medidas como «sortear los puestos que trabajarán cada domingo». Las movilizaciones persistieron todo el verano , con protestas cada domingo.

Esta manifestación se trasladó el pasado miércoles hasta el Congreso de los Diputados. Un día más tarde, el Gobierno municipal envió a los vendedores del Rastro la propuesta formal para reabrir el mercado, que no era una nueva, sino la propuesta cerrada que ya se les había comunicado con anterioridad y en la que el control del aforo depende de ellos «con la colaboración de la Policía Municipal».

Dicha propuesta se basa en la reapertura con el 50 por ciento de los puestos alternos , un domingo una mitad, y el siguiente la mitad restante. Los dos principales escollos eran el control del aforo, por un lado, y la nueva ubicación de los puestos para que exista distancia de seguridad. La propuesta que hace el Ayuntamiento para que la apertura sea efectiva conlleva restricciones de aforo, que «corresponde a comerciantes con la colaboración de Policía de Madrid». El epígrafe «4.B» es el de la discordia: «Se instalará cinta de balizamiento a lo largo del borde de la calzada para separar el funcionamiento del Rastro con el libre movimiento de peatones por la acera. La colocación de esta cinta corresponderá a cada vendedor ».

Ante esta propuesta final, el colectivo de los vendedores la somete a votación con tres posibles respuestas. «Una que se aceptaba totalmente la propuesta de la Concejalía, otra que se admite la propuesta excepto el punto 4.B porque la vía pública es competencia exclusiva del Ayuntamiento de Madrid y el tercero en el que rechazábamos totalmente la propuesta. Tras 48 horas, los resultados indican que el porcentaje del 57% lo ha tenido el punto dos, es decir, que aceptamos la propuesta del Ayuntamiento que ya de por sí tiene muchas restricciones y no ha recogido las últimas mejoras que hemos planteado, pero de ninguna de las maneras podemos admitir que los vendedores hagamos una función que corresponde al Ayuntamiento y que además podría ser sancionable», explica Mayka Torralbo, vicepresidenta y portavoz de la Asociación El Rastro Punto Es y coordinadora de la Plataforma de Comerciantes Ambulantes de la Comunidad de Madrid. «Los vendedores lo que tenemos que ocuparnos es de tener adecuadamente nuestro puesto de trabajo. Esperemos que corrijan de inmediato esta irregularidad y podamos reabrir el Rastro de Madrid », apostilla.

La pelota parece estar de nuevo en el tejado del Ayuntamiento, que si decide ceder en el rechazo al balizamiento individual de cada vendedor, podría suponer una reapertura que para muchos implicados está tardando demasiado.

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