Puntadas de historia en los Teatros del Canal: «Cornejo, el sastre de Galdós»
El vestíbulo de la Sala Verde acoge una colección de vestuario galdosiano, coincidiendo con el centenario de la muerte del escritor y de la fundación de la histórica empresa madrileña
A Humberto Cornejo su oficio, la sastrería escénica, le parece «precioso». Heredó de su padre Vicente y de su abuelo Humberto, el fundador de esta empresa madrileña, la pasión por vestir a los actores para trasladarlos de forma fidedigna a otras épocas. Tanto que dejó su carrera como ingeniero de Caminos para dedicarse, en cuerpo y alma, a este trabajo que define así: «Nosotros no somos artistas, somos artesanos. Pero tenemos la suerte de trabajar con grandes artistas», cuenta orgulloso de que sus hijos, Humberto y Paula, sean ya la cuarta generación de Cornejo.
Cuesta creer la modestia de esta sastrería histórica de la que han salido los vestuarios de centenares de series, películas, óperas y obras teatrales de todo el mundo. Algunas de sus colecciones, conservadas con mimo –por su valor, pero también porque aún hoy se siguen utilizando– sirvieron para tejer los relatos que dieron vida a la literatura de Benito Pérez-Galdós . La historia dio una puntada a sus almas, la del ilustre escritor y la de Cornejo, cuyas respectivas muerte y nacimiento se celebran, un siglo después, en este convulso 2020 . Lo hace en los Teatros del Canal, donde la muestra « Cornejo, el sastre de Galdós » exhibe 50 piezas realizadas para producciones de teatro, cine y televisión basadas en la obra del grancanario más madrileño que hubo jamás.
«Fue una casualidad», asegura a ABC mientras repasa la historia de algunos de los trajes que lució, por ejemplo, Ana Belén en la versión de « Fortunata y Jacinta » que emitió Televisión Española en 1980. «Juan Carlos de la Fuente, director artístico del Año Galdós, me llamó un día por error y hablando sobre esta cita le comenté la casualidad de que Cornejo también celebraba su centenario. Ahí surgió la idea de unir ambas celebraciones en una exposición», explica y agradece el esfuerzo de la Consejería de Cultura y de la directora de los teatros, Blanca Li , por haber sacado adelante la muestra pese a la pandemia. «Es un homenaje a una parte de la escena que tiene mucho trabajo detrás y que no se ve», añade. Un oficio en el que, a pesar de su función, las prendas se elaboran con una gran calidad: «Estoy muy sorprendido del estado en el que hemos encontrado muchos de los vestidos. Queremos que los trajes duren, para que se puedan alquilar. Utilizamos géneros buenos: terciopelos, brocados...».
La exposición, comisariada por Carmen Lucini y organizada en torno a cinco escenas, tiene una escenografía teatral que replica ambientes como el despacho de Galdós o el taller de Cornejo. Una tercera escena revisa la intimidad de un camerino y, en el lado opuesto, se aborda la fuerza del escenario con un decorado de la obra «Plaza Mayor, Puerta del Sol», un extracto de los Episodios Nacionales representada en el Albéniz.
Entre las piezas icónicas está la levita que llevó Fernando Fernán Gómez en « El abuelo », de José Luis Garci. También prendas que se usaron en el montaje teatral de « Tristana », de Buñuel. «Casi todas ellas han tenido una segunda oportunidad. Por ejemplo, los uniformes de “Plaza Mayor, Puerta del Sol” han estado en una producción que hicimos en Francia», explica Humberto Cornejo sobre la ajetreada vida de estas confecciones.
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