La «prisión» de Rivas

El vecinos del hombre que secuestró a su hijo dos años: «A veces temblaba la pared del salón de los golpes»

El supuesto captor acumulaba denuncias por su falta de civismo y por no saber convivir

El estado tal y como se encontró la casa familiar de Rivas EFE
M. J. Álvarez

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«En los veinte años que llevamos viviendo aquí, jamás he visto a su mujer». Eso decía ayer Luis García, de 26 años, cuyo adosado está pegado al de Juan, el hombre de origen indio que ha mantenido encerrado a su hijo más de dos años . «El padre no es normal. Es muy raro. Yo sabía que el chico estaba en casa porque, cuando la Guardia Civil vino hace tres años y sacó a las mujeres con una orden judicial, él decidió quedarse. Al padre le vi hace poco y estaba muy delgado, con lo gordo que era...», comenta. Explicó que él, al igual que él, al igual que otros vecinos, ha denunciado muchas veces al supuesto captor por su falta de civismo y por no saber convivir.

«He hablado, mejor dicho, discutido con él tres o cuatro veces en dos décadas porque acumulaban hasta 30 o 40 bolsas de basura en el patio en el patio y dentro de la casa, que tiene llena de trastos. Las lanza desde los pisos de arriba al jardín. Creo que tiene Síndrome de Diógenes, pero él nos acusa de racismo y, encima, tenemos que aguantar las cucarachas y las ratas que aprecen pro su modo de actuar», agrega Luis.

Luis, el vecino del arrestado por secuestrar a su hijo BELÉN DÍAZ

En el Ayuntamiento de Rivas conocen la situación, a igual que la Policía Local. «Tuvieron que venir, desratizar y desinfectar ; otra vez le obligaron a podar y, en vez de arrojar los rastrojos al contenedor, los prendió fuego. De vez en cuando, se oían pequeñas explosiones en el chalé, yo creo que de aerosoles », indica. Luis dice que el único cambio que percibió desde que se fueron las mujeres fue el ruido. «Se oían golpes, a veces temblaba la pared del salón cuando estaba viendo el fútbol, por ejemplo, como si quisiera protestar, y también ponían música a todo volumen de rezos hindúes desde el año pasado. Jamás gritos de auxilio. Desde que rescataron al chico ya no se escucha nada».

Para Luis, Juan no está bien. «Dice que le envenenamos el agua para producirle radiaciones y que le persigue la mafia rusa, pero no reconoce el calvario al que ha sometido a su familia . Ya no sabía lo que ocurría, pero me esperaba algo peor», dice. Otros vecinos ni siquiera sabían que ahí estaba el chico: «Le recuerdo del instituto».

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